Hoy día tenemos vibradores de todos los tipos, formas y tamaños imaginables, pero ¿cuál fue el primer vibrador de la historia?, ¿quién lo inventó?, ¿para qué lo inventó? Vamos a descubrirlo:
Recientemente vi la película Hysteria, este film trata sobre la vida del doctor inglés Joseph Mortimer Granville (1833-1900) y de cómo se le encendió la bombilla para inventar el primer vibrador eléctrico para poder tratar de esta manera la histeria femenina.
Bien, tras ver esta película, la cual recomiendo porque aunque no es una obra maestra, es bastante entretenida y divertida, decidí hacer una entrada contando la vida, obra y milagros de este hombre. Pero tras horas y horas delante de «San Google», sólo pude averiguar su año de nacimiento y de defunción, lo cual me hace pensar que tuvo que tener una vida de lo más corriente o que no se le ha dado a nuestro amigo Joseph Mortimer Granville la importancia que se merece. Algo me dice que si hubiese inventado el fútbol o un deporte similar, habría webs enteras dedicadas a él y a estas alturas del blog ya sabríais hasta cuando se cambiaba de calzoncillos…
A pesar de mi búsqueda infructuosa, decidí continuar con la idea pero dándole un pequeño giro, en vez de centrarme en el inventor, me centraría en el invento: el primer vibrador eléctrico. No es muy original, lo sé, pero sinceramente creo que es muy interesante conocer la historia que hay detrás del primer vibrador eléctrico.
¿Qué es la Histeria femenina?
El primer vibrador se inventó para el tratamiento de la histeria femenina pero, ¿qué es la histeria femenina? Respuesta sencilla: La histeria femenina es una mierda que se inventaron en la antigua Grecia. Ahora daré una respuesta más desarrollada, pero como resumen os podéis quedar con esta idea.
Aunque ya se hablaba de esta «enfermedad» en papiros egipcios, el bueno de Platón la describió y desarrolló algo más. La palabra histeria deriva del griego hyaterá, que significa matriz y los griegos lo asociaron con el útero (matriz), puesto que pensaban que este se movía y esos movimientos podían causar esta enfermedad, asociándolo, por tanto, exclusivamente a la mujer. El «útero ardiente» como ellos lo denominaban daba explicación a cualquier «comportamiento extraño» de la mujer: ansiedad, irritabilidad, falta de apetito, dolor de cabeza…
El tiempo fue pasando y el germen de esta idea se fue asentando más y ya por la Edad Media se la conocía como «sofoco de la matriz», una enfermedad que se daba porque, según ellos, las mujeres que tenían abstinencia sexual retenían fluidos sexuales que causaban estos males. Bueno, también hay teorías más oscuras que decían que en el útero se concentraba el mal, los demonios y bla, bla, bla.
1952, el término es abolido
Bueno, pues esta broma de mal gusto duró hasta 1952 (que ya está bien), año en el que la American Psychiatric Association (APA) o Asociación Americana de Psiquiatría puso las cosas claras y declaró que esta enfermedad no era más que un mito y no tenía fundamento ninguno.
Hoy en día, ya no se habla de histeria femenina, sí se reconoce la histeria pero no se asocia a la mujer ni se la considera como una enfermedad exclusiva de la mujer. A día de hoy, a la histeria se la incluye dentro de los trastornos disociativos o de conversión, según el CIE-10 (Clasificación Internacional de Enfermedades, Décima Versión), y se puede definir como un estado de intensa excitación provocado por una situación anómala. Aquí ya no hay «demonios uterinos» de por medio, se entiende que es un trastorno que le puede ocurrir a cualquiera: a hombres y a mujeres.
Tratamiento de la histeria
En el siglo XIX, esta «enfermedad» era una plaga, cualquier «comportamiento extraño» descrito anteriormente: ansiedad, irritabilidad, dolor de cabeza, fantasías sexuales… era considerado un síntoma de histeria y había que tratarlo como tal: con masajes relajantes.
Sí, masaje relajante es justamente lo que estáis pensando: masturbar a «la señora histérica». Masajearle el clítoris. Peeeero, no seáis mal pensados, no se consideraba esta técnica como algo sexual, era puramente terapeútico. ¿Cómo es posible? Porque en esa época estaban convencidos de que no había contacto sexual si no había penetración de por medio y, además, se pensaba que la mujer no podía disfrutar con ello porque no era un «ser sexual». Para que veáis un ejemplo de esa mentalidad, el resultado de este masaje terapeútico era conseguir un «paroxismo histérico», que no un orgasmo, porque el orgasmo femenino era algo impensable en aquella época, una mujer disfrutando de un masaje en el clítoris… y los elefantes vuelan también, ¡habrase visto!
El caso es que esta terapia a base de masajes era muy popular y lucrativa: las mujeres salían de consulta relajadas gracias a su «paroxismo histérico» y, además, este tipo de terapias no causaban ninguna muerte. Sólo había un par de aspectos negativos: la mano del terapeuta acababa dormida al final de la dura jornada laboral y la sesión de terapia se podía alargar en exceso, cerca de una hora.
El primer vibrador
Y es aquí donde entra en juego la imaginación de los médicos. En 1869, el médico George Taylor patentó el primer dildo mecánico a vapor al que llamó The manipulator. ¿Cómo funcionaba? Pues como yo soy muy torpe para esto de la mecánica, os dejo la explicación que he encontrado en Muy Historia:
El mecanismo era muy ingenioso: el calderón de vapor, mediante la correa de transmisión, movía una cadena que, al girar, alimentaba una dinamo. Esta cargaba la batería que daba corriente al motor eléctrico y ponía en movimiento el émbolo del dildo.
Como os acabo de decir, yo soy muy negada con la mecánica y a pesar de haber leído la explicación varias veces, no os creáis que me ha quedado muy claro cómo funcionaba. Así que, por si hay alguien más como yo, os dejo la imagen del vibrador que sí os aclarará algo más el concepto. Lo que yo saco en conclusión es que aunque lo llamen vibrador en la revista «Muy Interesante», es un dildo mecánico destinado a la penetración, no al masaje clitoriano:
Joseph Mortimer Granville
Este invento se va extendiendo más y más, hasta que en 1902 la compañía Hamilton Beach ve el filón y empieza a comercializarlo convirtiéndolo en un aparato doméstico más, anunciándolo en todas las revistas y catálogos:
Comercialización de los vibradores
El primer vibrador eléctrico para venta al público generalista se comercializó en Estado Unidos en 1902 y es considerado el tercer electrodoméstico de la historia en venderse al público, antes incluso que la plancha eléctrica. Incluso algunas cadenas comerciales llegaron a publicitarlos en sus catálogos.
El vibrador tuvo sus años dorados hasta mediados del siglo XX, cuando se descubrió el pastel y se declaró que la histeria femenina era un mito. Además, que se popularizase el cine porno donde aparecían mujeres utilizaban este aparato como lo que es, un juguete erótico, hizo que se dejasen de ver como un aparato de terapia y se empezasen a ver como algo sexual e incluso pervertido.
Y hasta aquí mi pequeña aportación a la cultura de los juguetes eróticos. Espero que os haya gustado y si os habéis quedado con ganas de más, os recuerdo que el Museo Erótico de Barcelona podréis ampliar esta información y ver con vuestros propios ojitos estos primeros vibradores:
ACTUALIZACIÓN: Se ha realizado un nuevo artículo teniendo en cuenta la investigación de Hallie Lieberman sobre la veracidad en la que se basan las fuentes de esta historia.
Bravo! Fantástico y MUY interesante artículo. No conocí en absoluto el asunto de la «Histeria femenina». Menos mal que en algunas cosas sí hemos avanzado mucho…
Pues sí, menos mal que algo hemos avanzado, aunque todavía queda un mundo por delante en esto de la educación sexual.
Gracias por pasarte y comentar.
Besico
Muy interesante, tengo también en pendiente un post sobre la historia del vibrador. Como dices es genial saber de dónde viene y cómo ha ido evolucionando. La película la vi hace tiempo y aunque el rigor histórico pueda ser cuestionable me pareció de lo más ilustrativo, y tiene su punto cómico. ¡Hurra por los vibradores!
Besotes.
La película no tiene mucho rigor, para empezar,porque en la película el señor Mortimer es un chavalín aparente, cuando en la vida real tenía que estar rondando los 50 años. Pero bueno, a mí me pareció divertida y entretenida, aunque no hay que tomarse al pie de la letra la historia porque se toma bastantes licencias.
Un besico
¡Ah! ¡Viva los vibradores!
¡Sabía que me sonaba de algo todo esto! Claaaaro, que yo este verano he estado en ese museo jajajaja y me hice fotos con el Stand de Rasputín, obviamente. 😛
Rasputín es uno de los Ilustres del Sexo que tengo pendiente. Espero que cuando lo publique me des tu visto bueno, jajaja
Besicos
Y eso que era una época dónde las mujeres ni enseñaban las piernas.
Lo que nunca he imaginado es lo que le dirían a sus maridos.
Carla Mila
Este tipo de «tratamiento» no se veía como algo sexual, entre otras cosas, porque no se consideraba a la mujer como un ser sexuado. Ni se les pasaba por la cabeza que estuvieran disfrutando con aquellos masajes. Pobres infelices…
Gracias por el comentario.
Un saludo.