¿Qué es el flujo vaginal? ¿Para qué sirve? ¿Cómo y por qué cambia?
Esta semana desterramos algunos mitos sobre el flujo vaginal y respondemos a estas y otras preguntas frecuentes.
¿Por qué hablar del fluido vaginal? Respondo con otra pregunta: ¿y por qué no?
Por motivos que desconozco, hablar de fluidos corporales femeninos suele generar bastante rechazo y, por tanto, se intenta evitar hablar del tema. Pero que no se hable de ello no significa que no exista o que no sea un tema relevante. De hecho, es un tema que, al menos, nos interesa a la mitad de la población mundial.
Así que, sin más remilgos, hablemos de fluidos vaginales.
¿Qué es el flujo vaginal?
El flujo vaginal es simplemente una secreción de líquido no menstrual que proviene de la vagina. Este fluido está compuesto de:
- Moco cervical. Es el componente principal y el «culpable» de que el flujo vaginal varíe a lo largo del ciclo menstrual.
- Células epiteliales muertas que se van desprendiendo de la vagina. Como decía Shrek: mejor fuera que dentro.
- Bacterias. Pero de las buenas. De las que ayudan a mantener el pH y nos protegen de las bacterias malas, las que nos producen infecciones.
- Secreciones naturales de la vagina para mantenerla hidratada y húmeda.
¿Para qué sirve?
El flujo vaginal tiene una triple función: limpia, protege e hidrata la vagina. Es el encargado de eliminar células muertas y otros residuos vaginales, nos ayuda a prevenir posibles bacterias dañinas e infecciones y mantiene nuestra vagina hidratada.
Así que, si alguna vez te lo has preguntado, la respuesta es sí: tener flujo vaginal es normal, natural y necesario.
¿Cómo y por qué cambia?
El flujo vaginal varía en cantidad, consistencia, color y olor a lo largo de la vida y durante el ciclo menstrual debido, fundamentalmente, a cambios hormonales.
Cambios durante el ciclo menstrual
Como hemos dicho antes, el moco cervical es el responsable de que el fluido vaginal cambie a lo largo del ciclo menstrual. El fluido cervical allana el camino para que los espermatozoides entren en el útero y lleguen al óvulo durante la ovulación, y por ello, su consistencia y volumen va cambiando en diferentes momentos del ciclo menstrual.
- Fase folicular. En los primeros días después de la menstruación, como los niveles de estrógenos son bajos, el flujo vaginal suele ser escaso, más espeso y blanquecino.
- Ovulación. Durante la ovulación, los niveles de estrógeno aumentan, lo que hace que el flujo se vuelva más abundante, transparente y elástico para facilitar el paso de los espermatozoides.
- Fase lútea. Después de la ovulación, si no se ha producido un embarazo, el flujo se empieza a secar, a espesar y volver más pegajoso debido al aumento de la progesterona. A medida que se acerca la menstruación, el flujo puede volver a disminuir en cantidad y cambiar en consistencia. Y otra vez, vuelta a empezar.
Cambios a lo largo de la vida
- Adolescencia. Durante esta etapa, a medida que los niveles de estrógeno aumentan, el flujo vaginal suele pasar de ser escaso y blanquecino a volverse más claro y fluido.
- Edad adulta. El ciclo menstrual «es el camino«. El ciclo menstrual es el que va marcando los cambios. En el embarazo, el flujo aumenta debido a los altos niveles de estrógeno y progesterona, lo que ayuda a proteger el tracto vaginal y prevenir infecciones.
- Perimenopausia y menopausia: A medida que los niveles de estrógeno disminuyen, el flujo vaginal también, llegando a provocar en algunos casos sequedad vaginal.
Otros factores que afectan al flujo vaginal
- Estrés y dieta. El estrés, el exceso de alcohol, cafeína, azúcar… puede pasar factura a tu cuerpo en general y afectar a flora vaginal en particular.
- Medicamentos. Algunos medicamentos, como los anticonceptivos hormonales o los antibióticos, también pueden alterar la cantidad y consistencia del flujo.
¿Qué es un flujo vaginal normal o que no lo es?
Entonces, visto la cantidad de factores que pueden alterar el flujo vaginal y lo versátil que es, es natural preguntarse qué se considera «normal» y qué no.
Lo normal es que el flujo vaginal pueda variar: a veces es blanquecino, otras veces transparente; en ocasiones es abundante, y otras veces más escaso. Y lo más importante, es completamente normal tener flujo vaginal todos los días.
Sí, ya sé que no es una respuesta muy canónica, pero es que ya hemos visto que el flujo varía a lo largo de los años y a consecuencia de distintos factores.
Casi que es más fácil responder a la pregunta: ¿qué no es normal? No es normal que escueza, duela, tenga un color verdoso o gris o huela «fuerte». Muy fuerte como a «pescado pasado». Si nuestro flujo presenta alguno de estos síntomas, entonces deberíamos acudir a nuestro médico.
Mientras tanto, recuerda que es completamente normal y necesario tener flujo vaginal. Así que, ¡deja que fluya!
Atribuciones:
La foto de portada es de Sora Shimazaki y pertenece al banco de imágenes Pexels con licencia de uso gratuito CC0.
Artículo redactado 100% libre de IA, casi libre de inteligencia pero con un 100% de humanidad.
Fuentes:
- MaryAnn De Pietro, CRT. «¿Qué significan los diferentes tipos de secreción vaginal?«. Medical New Today, enero 2019. Enlace al artículo.
- Redacción CuidatePlus. «Flujo vaginal«. CuidatePlus, diciembre 2020. Enlace al artículo.
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