¿Por qué un compositor checo es el protagonista de uno de nuestros Ilustres del sexo? Pues porque si Frantisek Kotzwara ha pasado a la historia no ha sido por sus obras musicales, sino por su muerte. Tiene el dudoso honor de ser una de las primeras muertes registradas en la historia por asfixia autoerótica.
¿Qué es la asfixia autoerótica?
Empecemos por el final de esta historia explicando qué es eso de la asfixia autoerótica.
La asfixia autoerótica o hipoxifilia es una práctica que consiste en disminuir o impedir la respiración, propia o de la pareja, durante la actividad sexual mediante el estrangulamiento o la obstrucción de las vías respiratorias con plástico, látex u otro material.
¿Y por qué alguien quiere estrangularse durante una relación sexual?
Pues como nos cuenta Pere Estupinyà en su libro S=EX2: La ciencia del sexo por varios motivos:
Por un lado, puede aumentar la excitación como parte de un ritual bondage y masoquista extremo; por otro, la falta de oxígeno en la corteza cerebral también genera pérdida de lucidez y alucinaciones que podrían emular la acción de algunas drogas y aumentar la sensación de placer. Pero además, algunas declaraciones de personas que lo practican aseguran que el aumento de excitación física es muy considerable, hecho que concuerda con el principio aparentemente ilógico de que el miedo incrementa el deseo y la intensidad sexual.
Pere Estupinyà. S=EX2: La ciencia del sexo.
Como os podéis imaginar, esta práctica puede acabar de manera trágica. Y es que el riesgo de morir es probable y, si se hace mal, bastante alto. Nuestro ilustre de esta semana es un ejemplo de ello. Pero no es el único.
Estoy segura que cuando pensáis en muerte por asfixia, uno de los primeros nombres que os viene a la cabeza es el de David Carradine, el actor de la mítica serie Kung fu y la película Kill Bill.
Pero como la muerte de David nunca ha sido confirmada, por lo menos hasta fecha de hoy, por esta causa, nos centraremos en Frantisek Kotzwara que sí ha pasado a la historia por ser una de las primeras muertes, probablemente la primera, registrada como asfixia autoerótica.
Frantisek Kotzwara
František Kočvara nació en Praga, en la República Checa. Pero como vivió gran parte de su vida en Londres e, imagino, que su nombre checo sería impronunciable allí, decidió hacerlo más asequible cambiándoselo por Frantisek Kotzwara.
Sobre su vida privada, más allá de sus gustos sexuales, poca información he encontrado. Por no tener claro, no me queda claro ni en qué año nació. Parece que la cosa está entre 1730, 1740 ó 1750. En lo que no hay ninguna duda es en su defunción, en 1791. El 2 de septiembre de 1791 murió en su propio apartamento de Vine Street.
Además de un célebre compositor, por lo visto era un virtuoso de la viola, el contrabajo, el piano, el violín, el oboe, la flauta, el fagot y no sé cuántos instrumentos más que no sé ni lo que son.
Gracias a sus dotes musicales viajó por Europa con distintas orquestas hasta que en 1775 se asentó en Londres.
Vida en Londres
En Londres es donde se empiezan a publicar sus composiciones. Su obra más famosa es la Batalla de Praga. Una pieza que narra la victoria de Prusia sobre el ejército austriaco en la batalla del mismo nombre que tuvo lugar en 1757.
Esta pieza se hizo tan popular que hasta Mark Twain la menciona en Las aventuras de Huckleberry Finn:
También había un piano pequeño y viejo que sonaba como una carraca, y pasábamos unos ratos estupendos cuando las señoras jóvenes cantaban «El último vínculo se ha roto» y tocaban en él «La batalla de Praga».
Mark Twain. Las aventuras de Huckleberry Finn.
Vamos, que a Frantisek no le iba nada mal. No era uno de esos compositores que sobrevivían o malvivían entre composición y composición.
¿Y en qué le gustaba gastarse su dinero? Pues entre otras cosas, en prostitutas. Era bastante asiduo a los burdeles de Londres y conocido por sus gustos sadomasoquistas.
Susannah Hill
Gustos y servicios por los que no todas estaban dispuestas a pasar. De hecho, Susannah Hill, la última prostituta que contrató, aceptó a regañadientes su petición.
Pero tras dos chelines y una buena cena regada con vino acabó accediendo a su demanda. Mantener relaciones sexuales mientras él llevaba una soga al cuello atada al pomo de la puerta para poder tensarse contra ella y disfrutar de los efectos de la asfixia erótica.
Aunque para desgracia de nuestros protagonistas, la experiencia no terminó como esperaba. Él murió durante la relación sexual y ella fue acusada de asesinato.
El jucio contra Susannah Hill tuvo lugar el 16 de septiembre de 1791. Por suerte para ella, dieron por bueno su testimonio y la muerte de Frantisek Kotzwara fue declarada como homicidio involuntario y ella quedó libre.
Eso sí, al parecer se pidió que tras el juicio se destruyesen los documentos del juicio para que aquello no saliese a la luz. Que una cosa es que en los bajos fondos de Londres se conociese sus gustos y otra muy distinta es que se aireasen abiertamente.
Entonces, si se destruyeron las pruebas, ¿cómo hay registro de su muerte?
Porque un hecho así es muy goloso para la prensa sensacionalista y, además, por el bien de su negocio, Susannah Hill se aseguró de dejar bien claro que ella no mató a Frantisek.
En 1797 se publicó un panfleto anónimo titulado Modern Propensities; Or, an Essay on the Art of Strangling, en el que se contaba el caso de nuestro ilustre inlcuyendo el testimonio de Susannah Hill, detalles del juicio (se cree que utilizaron una copia del mismo que se pudo salvar), y alguna ilustración como la que acompaña este post.
Un par de siglos más tarde, en junio de 1984, la revista científica The American Journal of Forensic Medicine and Pathology publicó un artículo sobre este suceso titulado The sticky end of Frantisek Koczwara, composer of “The Battle of Prague”.
E incluso unos años antes, en 1978, el psiquiatra forense estadounidense Park Dietz propuso la palabra «Kotzwarraism»* como posible término para referirse a la práctica de la asfixia erótica, de la misma manera que se conoce el sadismo por el Marqués de Sade, por ejemplo.
Y aunque la cosa no terminó de cuajar, quizá porque esa palabra es impronunciable, me sirve para que veais la repercusión que tuvo nuestro ilustre del sexo. Para que luego no me digáis que no os traigo personajes interesantes.
* Park Dietz, ‘Kotzwarraism: Sexual Induction of Cerebral Hypoxia’, Medical Criminological Research Center, McLean Hospital, Belmont, Massachusetts, 1978.
Fuentes:
Interesante, como no podía ser menos.
Lo que siempre he pensado es si murieron gozando, o sufriendo. Me inclino más en pensar en lo segundo.
En cualquier caso, el sexo no debe conllevar riesgo alguno. Pero en fin, gustos para todas y todos.
Gracias por compartir!
Y Feliz semana!!
Carla
Yo quisiera pensar que por lo menos murieron disfrutando, aunque no lo tengo muy claro, ni ganas de experimentar que tengo para descubrirlo, jajaja.
Feliz semana.
Besicos.
Un post muy interesante!
Me encanta que este buen hombre, Frantisek Kotzwara no se sabe con certeza cuando nació pero los datos jugosos han quedado para la posteridad.
Gracias por compartir y un saludo!
Muchas gracias a ti por la visita.
Feliz semana.
Besicos.