En la década de los 50 y 60 los canadienses desarrollaron un «detector de homosexuales» al que apodaron como «fruit machine». Acompañadme en esta delirante y homófoba historia.
En 2005, con la Ley C-38, Canadá se convirtió en el primer país del continente americano y el cuarto a nivel mundial en reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo. Un gran hito y un avance más que importante, sobre todo si consideramos que en los años 50 y 60 el gobierno canadiense se dedicó a la «purga gay».
¿Cómo y por qué? Os lo cuento ahora.
La «purga gay»
En plena Guerra Fría la homosexualidad se convirtió en una cuestión de seguridad nacional. O por lo menos eso fue lo que pensó el gobierno canadiense. Y es que en esos años el gobierno no era tan LGTB–friendly como ahora…
Por aquellos años la homosexualidad se consideraba una «debilidad». Si a esta excelente percepción le añadimos el topicazo de la promiscuidad y que se les veía como poco fiables, pues tenemos como resultado el objetivo perfecto para los rusos. Bueno, en concreto en el contexto de la Guerra Fría, para los espías rusos.
Y es que en las grandes cabezas pensantes del gobierno de Canadá se empezó a formar la idea de que con esta lista de virtudes, los homosexuales eran especialmente vulnerables al chantaje y la intimidación por parte de los espías rusos.
Así que bajo este supuesto se propusieron despedir a los funcionarios/empleados públicos, principalmente, policías y militares, que creyesen o supiesen que eran homosexuales.
¿El problema? Pues legales, morales y éticos, de primeras, se me ocurren unos cuantos. Pero se ve que en aquel momento a ellos no. Sólo les preocuparon los efectos prácticos. Y es que para poder «eliminarlos», primero había que identificarlos. Y aquí es cuando entra en acción la RCMP, la Real Policía Montada de Canadá.
La Policía Montada, junto con las fuerzas armadas, fue la encargada de la «honorable» misión de detectar y expulsar a los homosexuales de los servicios públicos.
Bueno, más bien ellos fueron los encargados de la parte de la expulsión. El «sistema de detección» fue desarrollado a principios de los 60 por el doctor Frank Robert Wake, jefe del departamento de psicología de la Universidad de Carleton.
Fruit Machine
Al señor Wake le concedieron un Erasmus para que se fuese a estudiar a EEUU. Es decir, el gobierno le mandó durante un año a EEUU para que investigase los dispositivos de detección, los gaydar, que estaban desarrollando los vecinos del sur. Y el hombre cumplió a rajatabla su objetivo porque tras esta experiencia creó la Fruit Machine.
Digamos que Fruit Machine (maquina de frutas literalmente y tragaperras como traducción correcta) era más bien un apodo porque fruit era el término, normalmente peyorativo, que se usaba para referirse a los homosexuales.
¿En qué consistía la fruit machine?
A «los sospechosos de homosexualidad» se les sentaba en una silla con sensores, por lo que he leído por ahí muy similar a la típica de dentista, en una habitación con una pequeña pantalla de proyector donde se mostaban imágenes cotidianas (imágenes de control) mezcladas con otras más sugerentes de hombres y mujeres. Vamos, con gente desnuda y semidesnuda.
Lógicamente a los investigados no se les decía que el objetivo del estudio, por llamarlo de alguna manera, era determinar si eran o no homosexuales. A ellos se les decía que estaban midiendo el estrés, por eso los sensores que monitorizaban y median la frecuencia cardíaca, la transpiración y la respuesta pupilar, si se dilataban o no las pupilas.
¿Cuál era su hipótesis?
Si ante la imagen de un hombre desnudo «el sospechoso» o ante la imagen de un mujer desnuda «la sospechosa» mostraba signos de sudoración, aumento de frecuencia cardíaca y/o se le dilataban las pupilas, saltaban las alarmas.
No, no sonaba ninguna sirena. Pero entendían, más bien, daban por supuesto que se estaba excitando y que, por tanto, esa persona era homosexual. Luego, lo más probable es que recibiese una llamada de la Policía Montada para decirle: Sabemos que eres homosexual. ¿Cómo prefieres hacerlo, por las buenas o por las malas? ¿Renuncias a tu trabajo o te despedimos?
No sé si exactamente esas eran las palabras, pero el hecho es que miles de personas perdieron su empleo por los resultados de este pseudo estudio. Eso sin contar con los interrogatorios y las amenazas que tuvieron que sufrir para que «confesaran».
Y digo pseudo estudio porque las pupilas se pueden dilatar por el cambio de iluminación de una imagen a otra, la sudoración puede variar por la fatiga (las sesiones se repetían a lo largo de varias semanas), el estrés… Y esto sólo para empezar, que si seguimos rascando un poco más estoy convencidísima de que encontraríamos infinidad de imprecisiones que pondrían más que en entredicho la fiabilidad de la fruit machine.
Por suerte, a finales de la década de los 60 el gobierno dejó de financiar este proyecto y la fruit machine durmió el sueño de los justos. Por fin.
Perdón del gobierno de Canadá
Sin embargo el daño ya estaba hecho y la «purga gay» siguió aplicándose durante décadas. No se sabe exactamente cuanta gente se vio afectada por esta «caza de brujas», pero se estima que fueron miles las que perdieron sus empleos y vieron truncadas sus vidas.
En noviembre de 2017 el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, pronunció una disculpa histórica al colectivo LGTB canadiense en la Cámara de los Comunes, pidiendo perdón por décadas de «opresión y rechazo sistemáticos y patrocinados por el estado».
On November 28, the Government will offer a formal apology to LGBTQ2 Canadians in the House – for the persecution & injustices they have suffered, and to advance together on the path to equality & inclusion.
— Justin Trudeau (@JustinTrudeau) November 19, 2017
Un gesto bastante más significativo que el que tuvo el gobierno británico con Alan Turing. Además, la disculpa venía acompañada con más de 110 millones de dólares para (intentar) compensar, en parte, a todas aquellas personas que se vieron obligadas a finalizar su carrera por esta delirante y homófoba política de seguridad nacional.
Fuentes:
En 2018, Sarah Fodey, dirigió The Fruit Machine, un documental sobre estos hechos.
Carla Mila dice
Qué obsesión! Inventar algo para detectar homosexuales, como si fueran seres de otro planeta.
Con lo bonito que es respetar la libertad sexual de cada cual.
En fin, muy curioso, desde luego. Pero ya es historia.
Y hay que seguir luchando contra otras mentes que siguen persiguiendo a este colectivo tan castigado históricamente.
Saludos
Maryasexora dice
Pues sí, con lo bonito y fácil que es dejar a la gente en paz… Pero me temo que siempre se intentado desarrollar y se seguirán inventando «detectores/radares de homosexualidad».
Mil gracias por la visita y por tu comentario.
Besicos.