La COVID-19 no solo nos ha dejado sin nuestra Semana Santa, también se ha llevado por delante «la procesión de los penes». Estoy hablando del Kanamara Matsuri, un festival japonés en honor a la fertilidad donde, entre otras actividades, se sacan en procesión tres penes gigantes. ¿Cómo? ¿No sabéis de qué estoy hablando? Os cuento ahora mismo.
Origen del Kanarama Matsuri
Este festival se celebra todos los años en la ciudad de Kawasaki, Japón, y aunque su fecha suele variar, siempre tiene lugar el primer domingo de abril. Es como el Día de la Madre en España, que no tiene un día fijo pero todos sabemos que es el primer domingo de mayo.
La celebración se realiza en torno al santuario sintoísta Wakamiya Hachimangu. Un santuario secundario que se sitúa dentro del santuario Kanayama Jinja, a pocos metros de la estación de Kawasaki-Daishi.
Mito de Izanami e Izanagi
Este templo está dedicado a la diosa Izanami. Izanami es una de las divinidades más importantes del sintoismo porque es la diosa de la creación y de la muerte. Según la mitología japonesa, ella y su esposo, el dios Izanagi, crearon el mundo.
Este divino matrimonio, además de crear la Tierra, tuvo varios hijos. Fue con el nacimiento de su último hijo, Kagutsuchi, cuando esta historia se complica. Y es que Izanami muere durante el parto. Resulta que Kagutsuchi es el dios del fuego y durante su nacimiento, le causó tantas quemaduras en los genitales a Izanami, que acabó matándola.
Por haceros un miniresumen y que no os quedéis con las ganas de saber como termina esta historia, el mito continúa con Izanagi matándo a su propio hijo presa de la ira y con el intento de rescatar a Izanami del inframundo. Intento fallido que encima acaba con enfado monumental de ella hacia él por romper una de las reglas del inframundo para volver a verla. Y aunque él se salva por los pelos huyendo del inframundo, Izanami le lanza una maldición de la que no puede escapar. Ella promete que cada día mataría a mil humanos. A lo que Izanagi, ni corto ni perezoso, responde que de ser así, él haría nacer a mil quinientos.
Y por este mito, este santuario está dedicado a la salud sexual. Desde el período Edo, la gente, sobre todo las prostitutas, acudía a este santuario a rezar para recuperarse o no contraer alguna infección de transmisión sexual.
Lo que cuenta la leyenda
Digamos que el mito de Izanami e Izanagi es la versión oficial del origen del Kanamara Matsuri. Pero también existe una leyenda.
Según esa leyenda, un demonio se prendó de una joven que no paraba de darle largas. La noche anterior a la boda de la joven, en vez de darse por vencido, decidió introducirse en su vagina con la idea de morderle el pene al recién estrenado marido en su noche de bodas. Parece ser que la cosa le salió bastante bien y le castró. Esta misma operación la volvió a repetir con el segundo marido con idéntico resultado. Pero la chica, un poco cansada ya del demonio, mandó diseñar un falo de metal con el objetivo de romperle los dientes la próxima vez que entrase en acción y forzarle a salir por el dolor. Y en esta ocasión le salió redonda la jugada a ella. Consiguió librarse del demonio y se lió con el herrero que le forjó el falo.
¿Y qué tiene que ver esta historia con el festival? Que Kanamara Matsuri se puede traducir como «Festival de pene de acero».
El festival
Aunque todos los puestos que hay en esta celebración están llenos de caramelos, comida, velas… con forma de falo, el Kanamara Matsuri no gira entorno a la veneración del pene. El propósito de esta festividad no es homenajear este órgano masculino, si no pedir prosperidad, fertilidad y protección contra las infecciones de transmisión sexual. Por ello, todo lo recaudado durante esta fiesta se dona a la investigación y lucha del VIH/SIDA.
El plato fuerte de la festividad es «la procesión de los penes». Estoy hablando de los mikoshis, templos portátiles que utilizan como vehículo para llevar en procesión a una divinidad. Vamos, lo que aquí serían los pasos de las imágenes de Semana Santa.
Principalmente salen tres mikoshis en procesión. Uno negro de metal, otro de madera y uno gigante rosa.
Como os decía al principio, este año se ha tenido que suspender por la COVID-19. Esperemos que el año que viene pueda volver a celebrarse y que, ojalá, algún año incluso podamos ir a Japón y disfrutar de esta fiesta. Hasta entonces, siempre nos quedará ver una representación de estos falos en el Museo Erótico de Barcelona.
Curioso. No lo había leído nunca.
Tres, y uno de ellos rosa.
Me encantaria verlo.
Saludos y feliz semana!!
Carla Mila
A mí también me encantaría poder verlo en vivo algún año, tiene que ser muy divertido, aunque lo veo bastante complicado…
Besicos y feliz semana!
Había oído hablar de esta celebración, así que me ha encantado conocerla un poco mejor. Gracias por contarnos sobre ella! 😉
Por cierto que me mola mucho más que las procesiones de Semana Santa al estilo español, jaja 😀
Besitos!
Aunque me excomulguen, ¡esta celebración gana por goleada a nuestras procesiones! Aunque eso sí, que no me toquen las torrijas, jajaja.
Feliz semana.
Besicos.