Todos conocemos más o menos la historia de Adán y Eva, ¿verdad? Pero si os digo que antes que Eva hubo otra mujer, ¿cómo os quedáis? Hoy dedicamos nuestra entrada de Sexo divino a Lilith, la primera mujer antes que Eva.
Origen del mito de Lilith
Todo apunta a que se origina en Mesopotamia. En concreto se basa en unos demonios femeninos conocidos como Lilu y Ardat Lilit. Unos espíritus extremadamente sensuales y malignos que, entre otras cosas, se acuestan con todo aquel que pillan para engendrar demonios y matan bebés para beber su sangre.
Bueno, pues al parecer fueron los judíos exiliados en Babilonia quienes introdujeron esta figura en el folklore judío.
Lilith en la Biblia
El mito de Lilith como la primera mujer antes que Eva nace por algunas interpretaciones rabínicas que surgen ante una aparente contradicción del Génesis. El primer libro de la Biblia en el que se relatan los orígenes del ser humano y del universo.
¿Y qué posible contradicción es esa? Pues la siguiente:
“Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer.” Génesis 1:27.
Bien, hasta aquí todo normal. Sin embargo, más adelante, en el mismo libro del Génesis, en el capítulo 2, versículo 22, aparece la famosa historia de la costilla que todos conocemos. En concreto se dice:
“Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre.”
Si os dais cuenta, sí que parece que pueda existir una cierta contradicción que de pie a pensar que hubo dos creaciones. Por un lado, la que nos cuenta el capítulo 1 donde hombre y mujer fueron creados como iguales y de manera simultánea. Y la segunda creación, la de la costilla, donde la mujer ya no sería una igual, si no una creación a partir de Adán.
¿Qué interpretaron los rabinos?
Pues hubo una interpretación en la que mantenían que ese primer Adán, el del capítulo 1, era andrógino. Pero esta idea fue perdiendo fuelle con el tiempo y finalmente se acabó desechando.
La que cuajó con el tiempo, la más extendida, es la que sostiene que la mujer a la que hace referencia el primer capítulo del Génesis es Lilith, la primera mujer de Adán. Y la segunda, la creada a partir de la costilla, sería Eva, la que todos conocemos.
Esta idea de la primera mujer se combinó con aquella leyenda de la «Femme Fatale» que contaban los exiliados de Babilonia y ¡voilà! Mito creado.
Aunque bien es cierto que en ninguna de las cuatro menciones que se hace de este personaje en el Talmud de Babilonia se dice que sea la primera mujer de Adán. Más bien perpetúan esa imagen de demonio que mata niños y que roba el semen de los hombres que duermen para concebir demonios. Porque sí, según la leyenda, todo lo que el hombre derrama fuera de su señora esposa, le pertenece. Todo… incluido el semen de esas eyaculaciones involuntarias que se tienen durante el sueño.
De todas formas, tampoco os lo toméis al pie de la letra, porque como os decía, es solo una leyenda. No es necesario que a partir de ahora miréis debajo de la cama antes de iros a dormir.
Pero bueno, dejando atrás interpretaciones bíblicas y rabínicas, ¿queréis saber la historia de Lilith?
La historia de Lilith
La historia se narra por primera vez en el Alfabeto de Ben Sira. ¿Y qué nos cuenta?
Pues que a Lilith, que era una mujer que se veía como una igual de Adán, no le terminaban de convencer los gustos tradicionales de Adán… Si es que se puede tener tradiciones siendo el primer ser humano…
Digamos que Adán era de costumbres clásicas a la hora de mantener relaciones sexuales. Vamos, que a él lo que le gustaba era el misionero y no le sacabas de ahí. Pero a Lilith eso de estar siempre debajo no le hacía mucha gracia. Ella no entendía que si los dos habían sido creados como iguales, a imagen y semejanza, por qué le tenía que tocar siempre a ella debajo. Así que un día, cansada, cabreada y en vista de que el tercero en discordia, Dios, no se pronunciaba sobre este conflicto, decidió ser ella la que pronunciase su nombre.
No se exactamente la expresión que utilizó, pero me imagino que diría algo así como: ¡Dios, que «cansá» me tienes! o algo por el estilo. El caso es que al mencionar su nombre, desapareció. Se esfumó. Y es que ya sabemos que no hay que decir el nombre de Dios en vano.
Lilith demoníaca
Tras su abrupta salida del Edén, Lilith acabó en el Mar Rojo donde se juntó con malas compañías. Y es que, según la mitología, el Mar Rojo era donde habitaban los demonios.
Demonios o no, el caso es que, por lo visto, eran más abiertos e innovadores en cuestiones de sexo que Adán y Lilith supo aprovechar esta apertura de mente dedicándose a recuperar el tiempo que había perdido con el insulso de Adán.
Pero Dios, como todo lo ve, se enteró de la vida que estaba llevando Lilith, y no le gustó un pelo. Así que mandó a unos ángeles, como negociadores, para convencerla de que volviese al calor del hogar. Vamos, que volviera a casa con Adán.
Aunque los términos de la negociación eran un poco de aquella manera. La cosa era que si volvía, pues bien. Pelillos a la mar. Pero si decidía quedarse, morirían cien de sus hijos cada día. Pero sin rencores, ¿eh? Y sí, habéis leído bien. Cien de sus hijos al día. ¿Veis lo bien que había aprovechado el tiempo?
Pero ella, a pesar de tan «generosa» oferta, dijo que tururú. Que estaba en la gloria en el Mar Rojo con sus demonios y que a Adán y al Edén le podían dar mucho por ahí. Y ahí se quedó. Eso sí, ella a cambio prometió que dominaría a los niños hasta los ocho días (los judíos practican la circuncisión el octavo día desde el nacimiento) y a las niñas hasta los 20 días. Siempre y cuando no llevasen un amuleto con los nombres de aquellos tres ángeles negociadores (Senoy, Sansenoy y Semangelof), que en ese caso les perdonaría la vida. Porque en el fondo, tenía su corazoncito y todo.
Fuentes:
Ester Alvarez G. dice
Gracias por esta nueva entrega de Sexo Divino! 😉 He dicho ya que me encanta esta sección? 🙂
Maryasexora dice
Y a mí me encanta que te encante, jajaja.
Gracias por la visita.
Besicos.
Carla Mila dice
No conocía la historía de esta mujer.
Me parece muy atractiva, sobre todo si ya se revelaba desde un principio.
Es que cada vez que leo que venimos de la costilla de Adán, me llevan los diablos.
Excelente artículo.
Me encantó.
Feliz semana
Carla Mila
Maryasexora dice
Me alegra saber que te he descubierto un nuevo personaje.
Muchas gracias por la visita y por tus palabras.
Besicos.