Lysol siempre ha sido una marca de desinfectante antibacteriano. Sin embargo, hace años se vendía como un producto de higiene femenina y/o anticonceptivo.
Cuando hablamos de la historia del preservativo ya mencionamos que la necesidad de controlar la natalidad siempre ha existido y que por eso, los métodos o dispositivos anticonceptivos son tan antiguos como la vida misma. Otra cosa es que esos métodos sean más o menos eficaces…
Un ejemplo de ello es el Lysol, un desinfectante que recientemente ha experimentado un nuevo boom como antiséptico contra el coronavirus pero que ya en los años 40 era un éxito de venta, aunque como anticonceptivo. Sí, como lees. Un desinfectante como método de higiene íntimo y/o anticonceptivo. Siéntate que te cuento.
Lysol, desinfectante antibacteriano
Allá por 1889, el austriaco Gustav Adolf Raupenstrauch, mezclando una serie de componentes químicos, desarrolló y patentó la fórmula del Lysol. Al año, Schülke & Mayr GmbH, una empresa química alemana especializada en la salud y protección contra infecciones compró la patente del producto y empezó a producir Lysol en masa como antiséptico.
Al igual que hoy en día con la COVID‑19, cuando en su momento salió al mercado fue todo un éxito contra la epidemia de cólera de 1892 y posteriormente contra la gripe española.
Hasta aquí todo bien. Alguien desarrolla el Lysol, una gran empresa de desinfectantes compra la patente y el producto en cuestión demuestra que es eficaz contra distintas pandemias. Guay.
Entonces, ¿cómo pasa de desinfectante contra enfermedades infecciosas a producto de higiene femenina? Por culpa de los yankees.
Lysol, producto de higiene femenina
En 1912 la empresa estadounidense Lehn & Fink consiguió una licencia para introducir y producir el Lysol en el mercado estadounidense y decidieron comercializarlo como producto de higiene femenina. ¿Por qué? Ni idea.
Supongo que como era un desinfectante entendieron que su público objetivo debían de ser las mujeres y total, si desinfecta las manos, ¿por qué no va a desinfectar el coño? Pues nada, p’alante y a venderlo como producto de higiene íntimo. Y vaya si lo vendieron.
Desde los años 30 hasta la década de los 60 fue un producto de lo más popular.
Con un mensaje claro y contundente: sólo protegiendo tu higiene íntima protegerás tu matrimonio, los anuncios de Lysol inundaron los espacios publicitarios de las «revistas femeninas».
Anuncios que se tendrían que estudiar en marketing como aquello que nunca, jamás, bajo ningún concepto se debería de hacer a la hora de vender un producto. Porque el mensaje de cómo no te va a abandonar tu marido si te huele a chirla de hace tres días acompañado de imágenes de mujeres tristes y abatidas por perder a sus maridos, sí que olía a rancio que tira pa´trás.
¿Anticonceptivo?
Según la historiadora Andrea Tone, si el Lysol fue un éxito de ventas no fue por su maravillosa publicidad, si no porque se usaba como anticonceptivo encubierto.
Por aquellos años estaba vigente la Ley Comstock, al que ya le dedicamos una entrada en nuestra sección de Ilustres del sexo, que prohibía la distribución de folletos e imágenes obscenas o indecentes. Y claro, los métodos anticonceptivos estaban prohibidísimos.
Así que, según esta teoría, cuando estos anuncios prometían «eliminar todos los gérmenes» o indicaban que era «efectivo en presencia de materia orgánica», lo que en realidad querían decir es que prevenían los embarazos.
No sé si esta teoría será cierta o no, pero plausible es. Además, da la casualidad de que a finales de los años 60, con la aparición de la píldora anticonceptiva, el Lysol se volvió a anunciar como lo que hoy es: un desinfectante para el hogar.
Lástima que antes de llegar a esta conclusión dejasen por el camino un reguero de lesiones, quemaduras e incluso muertes.
En la actualidad, tras una serie de compras de empresas, Lysol se comercializa a través de la empresa Reckitt Benckiser. Un grupo empresarial británico al que, como curiosidad, también pertenece la marca de preservativos Durex.
Atribuciones:
La foto de portada pertenece a Internet Archive Book Images y se reproduce bajo licencia Dominio público.
Fuentes:
Ester Álvarez G. dice
Que interesante, mi querida Mary, y a la vez ¡terrorífico!
Gracias por contarnos. Besitos. 😉
Maryasexora dice
Gracias a ti por la visita.
La verdad es que es increíble lo que, a veces, han hecho con nuestra salud…
Besicos.