Porque hay juego y placer más allá del pene, hoy hablamos de la próstata y de cómo estimularla con un masaje prostático.
¿Qué es la próstata?
Cuando pensamos en placer masculino, lo último que se nos viene a la cabeza es la próstata. Sin embargo, la próstata es mucho más que «eso» que hay que empezar a revisar a partir de los 50 años de edad.
Es un órgano glandular pequeño, del tamaño de una nuez, que se encuentra junto al recto (a unos 5-7 centímetros de su entrada) y que está cargado de terminaciones nerviosas. Esto hace que sea muy sensible y una excelente zona erógena.
Estimular la próstata con un masaje prostático, ya sea con los dedos o con un masajeador prostático, provoca sensaciones muy intensas y, en algunos casos, incluso orgasmos.
¿Cómo localizar la próstata?
Para poder estimularla, primero hay que encontrarla. Para ello, introduciremos un dedo en el ano unos centímetros, recuerda que se encuentra entre unos 5-7 cm de la entrada, y lo curvaremos hacia la pared abdominal. Sabremos que hemos dado con ella porque al tacto es como una canica, una bolita.
¿Cómo dar un masaje prostático?
Una cosa que hay que tener en cuenta es que un masaje prostático no es una caricia. No se trata de acariciar o rozar la próstata. Hay que ejercer cierta presión, suave, eso sí, pero hay que masajearlo. El masaje puede ser directo o indirecto.
Masaje indirecto
Las primeras veces es recomendable optar por una estimulación externa masajeando y presionando suavemente la zona del perineo, el área que se encuentra entre los testículos y el ano.
Las sensaciones no son tan intensas como las que se puede tener con el masaje interno, pero es una buena manera de romper el hielo y reducir posibles reticencias para seguir jugando y experimentando.
Masaje directo
Estimulando directamente la próstata con el dedo o con un juguete erótico. ¿Cómo es mejor? Depende de cada cual.
La ventaja de los masajeadores prostáticos es que tienen la longitud perfecta para llegar a la próstata y la curvatura necesaria para estimularla de forma directa.
Consejos para disfrutar de un masaje prostático
Limpieza e higiene
Tampoco hay que dejar el ano como si fuese a comer de él el Rey de Inglaterra, pero una buena higiene es fundamental.
¿Qué quiero decir con esto? Que no son necesarios enemas o lavativas antes del masaje, pero sí lavar bien la zona.
Si se evacua antes de comenzar, mejor que mejor, así nos aseguramos que no hay accidentes de mierda (nunca mejor dicho). Pero si no hay ganas de ir al baño antes, pues tampoco hay que agobiarse. Ya sabemos donde nos metemos y lo que puede ocurrir.
Utilizar un guante o un masajeador prostático puede ayudar a sentirse más cómodo con el tema higiénico.
Antes de continuar, también quiero recalcar que la higiene de las manos y el cuidado de las uñas es fundamental. Pensad que unas uñas largas o mal cortadas pueden causar alguna lesión o herida.
Extra lubricación
Como he dicho un millón de veces, el ano no lubrica, por tanto, hay que ser extra generosos en el uso de lubricante para que todo fluya bien.
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Sin prisas y con pausa
El dedo o el juguete erótico debe introducirse en el recto con cuidado, despacio, poco a poco y suavemente.
Una vez introducido, no está de más parar. No mover nada durante unos segundos para dejar que la persona se vaya adaptando a la sensación de tener algo introducido en el recto. Una vez que se haya acostumbrado, se puede empezar la estimulación con movimientos circulares suaves, por ejemplo.
Comunicación
La comunicación es lo más importante, junto con la lubricación.
La persona que recibe el masaje prostático es la que debe llevar la voz cantante. Es la que decide si se para, se continúa, se penetra más o menos, se presiona más o no…
Relajación
Ya sé que es muy fácil decir lo que tienes que hacer es relajarte. Pero, ¿cómo nos podemos relajar?
Encontrar una postura cómoda puede ser un primer paso. En el sofá, en la cama, ayudándose de una silla… Como uno se encuentre mejor.
Comenzar poco a poco con un masaje indirecto también puede servir para calmar un poco los nervios. Y si finalmente no conseguimos relajarnos, se para y se deja para otra ocasión. No pasa nada. Otra vez será.
Fuera prejuicios
Al igual que con el sexo anal, los prejuicios hay que dejarlos bien lejos. La estimulación de la próstata no te hace ni más ni menos (inserte su prejuicio favorito). Simplemente, es otra forma más de dar o recibir placer.
¿Te animas?
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