Aunque sé que no es muy alentador visitar un post de un blog de sexualidad cuyo título incluye las palabras pecado y Biblia, os animo a hacer un pequeño esfuerzo y superar vuestras reticencias para conocer la historia de Onán, el personaje bíblico que da origen al onanismo. Es un culebrón familiar de lo más interesante.
Onán y el onanismo
Empecemos por el principio, ¿quién es Onán?
Es un personaje bíblico que aparece en el libro del Génesis, en concreto, en el capítulo 38 titulado «Judá y Tamar».
Por situarnos un poco, Onán es el segundo hijo de Judá. Judá es un padre que casó a su hijo primogénito, Er, con una chica llamada Tamar. Vamos, que Onán es el hermano de Er y cuñado de Tamar.
Al parecer Er hizo algo que cabreó a Jehová, aunque no se especifica qué fue. Lo único que se menciona es que a Jehová le tocó las narices y le mató. Ya sabéis, ventajas de ser un Dios, te puedes cargar a quien quieras, como quieras y sin tener que dar explicaciones a nadie.
Aunque en el Génesis esto se describe con algo más de pomposidad, como podéis ver, al final viene a decir lo mismo que os acabo de contar:
Y Er, el primogénito de Judá, fue malo ante los ojos de Jehová, y le quitó Jehová la vida.
Génesis 38:7
Ante esta desgracia, ¿cómo actúa Judá, el patriarca de la famila? ¿Se cisca un poquito en Dios? Quizá, pero si lo hizo fue en bajito porque ya sabemos como se toma las ofensas…
Lo que sabemos que hizo es decirle a Onán que se casase con su cuñada recién enviudada para «preñarla» y poder tener descendencia familiar:
Entonces Judá le dijo a Onán: Llégate a la mujer de tu hermano, y despósate con ella, y levanta descendencia a tu hermano.
Génesis 38:8
Ley del levirato
En este punto hay que hablar de la ley del levirato. Se trata de una ley del judaísmo que obligaba al hermano de un difunto, si este no había tenido descendencia, a casarse con la viuda. Con su cuñada, vaya.
El primer hijo varón de esta nueva unión debía llevar el nombre del difunto, para que su nombre no desapareciese, y heredar sus bienes. Es decir, que el primer hijo que un hombre tuviese con la viuda de su difunto hermano, no era legalmente hijo suyo, sino del difunto.
Esta ley lo que se supone que pretendía era garantizar la descendencia por la línea del promogénito, mantener la integridad de la familia e impedir la extinción del nombre del difunto.
Aunque uno se podía negar a cumplirla pocos lo hacían porque eran sometidos a una reprimenda pública y a ser estigmatizados tanto él como su familia.
¿Y la viuda qué tenía que decir a todo esto? Pues nada porque no era necesario. Esta ley estaba «pensada por y para ella». Esta ley evitaba que una viuda sin hijos acabase en la calle por no poder conseguir propiedades por ella misma, sin marido ni hijo.
Ninguna iba a ser (o podía ser) tan desagradecida como para rechazar tal oferta de «manutención» por «mu cuñao» que fuese su cuñado.
Pecado del onanismo
Retomando el drama familiar de Onán, a este no le termina de convencer la idea de cumplir la ley levirato. No porque le hiciese o le dejase de hacer tilín su cuñada, sino porque sabía que el fruto de esa relación no sería hijo suyo, sino de su hermano muerto, de Er.
Además, que ese hijo le desplazase un puesto a la hora de heredar tampoco ayudaba mucho. Por eso, cuando llegaba el momento cumbre, Onán eyaculaba fuera.
Y sabiendo Onán que la descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano.
Génesis 38:9
¿Y cómo acaba esta historia? Pues pronto y mal para Onán porque a Jehová se le vuelven a hinchar las narices y se lo carga en el siguiente versículo por intentar ir de listo.
Y desagradó en ojos de Jehová lo que hacía, y a él también le quitó la vida.
Génesis 38:10
Onanismo como coitus interruptus
Si os dais cuenta, lo que hace Onán es un coitus interruptus o una marcha atrás. Retira el pene para eyacular fuera, para «verter en la tierra». En este relato no se habla en ningún momento de la masturbación.
Sin embargo, la palabra onanismo se utiliza como sinónimo de masturbación. ¿Por qué? Porque aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, pues castigamos todo.
Es de todos bien sabido que Iglesia y sexo no se llevan demasiado bien. Por ello, la historia de Onán se utilizó para condenar tanto la masturbación como el coitus interruptus ya que en ambas acciones se desperdicia el semen.
Es decir, los dos actos se consideran igual de reprobables porque incumplen el objetivo del sexo que, según la iglesia, debe ser la fecundación.
Aunque también hay quienes defienden que el verdadero pecado de Onán no es el coitus interruptus en sí, sino el haber desobedecido una orden de Dios.
En fin, ellos se lo pierden. Con la de beneficios que tiene la masturbación…
Carla Mila dice
No sabía la procedencia del término. Curioso que sea bíblico. Porque ha sido la religión la encargada de hacernos creer las «consecuencias pecaminosas» de la masturbación.
Afortunadamente pasó ya esa época y no nos hemos quedado sin vista y hemos podido tener hijos con normalidad.
Un buen artículo, como ya nos tienes bien acostumbradas…
Feliz semana!
Saludos
Maryasexora dice
Me alegra saber que te ha resultado interesante y didáctico, jajaja.
Feliz semana!
Besicos