El bidet siempre ha estado ligado a la higiene íntima, pero en su origen tenía una misión más… ambiciosa. Se usó como anticonceptivo (sí, en serio). ¿Funcionó? Bueno, digamos que no ha pasado a la historia por eso.

Qué es un bidet
Aunque ha sido un imprescindible en el baño de muchas casas, hoy en día está en desuso. E incluso me atrevería a decir que alguna que otra generación no sabe ni de lo que estoy hablando.
El bidé (en español) o bidet (para el resto del mundo) es un accesorio de baño diseñado para la higiene íntima. El bidet es un recipiente bajo con un grifo para regular la temperatura y presión del agua, en el que te sientas para una limpieza más profunda de la zona perineal.
Ese sería el uso oficial del bidet, pero ya te digo yo que en cada casa, sus normas y costumbres. En la mía, por ejemplo, jamás se utilizó para limpiarte el culo, hablando claro. Mis padres lo usaban para lavarse los pies (🤷🏻♀️) y, con el tiempo, mi madre lo reconvirtió en el cesto para la ropa sucia.
Se usara en tu casa como se usara, espero que nunca le hayas dado el mismo uso que en sus orígenes: como método anticonceptivo.
Origen del bidet: un chorro de historia
La historia del bidet comienza en Francia. Aunque no está clara la fecha exacta del origen moderno del bidet, parece que fue sobre finales del siglo XVII o principios del siglo XVIII.
Lo que sí está claro es su origen etimológico: la palabra bidet proviene del francés y significa «caballito» o «poni», debido a la forma en la que se utilizaba, similar a montar un caballo.
Los primeros modelos de bidet eran muebles de madera con una especie de cuenco de porcelana o metal en su interior. Sus principales usuarios fueron la aristocracia y nobleza francesa quienes descubrieron que un buen chorro de agua en la zona genital era sinónimo de frescura, pero también de higiene.
Uno de los usuarios más famosos del bidet fue Napoleón. Se cuenta que lo usaba para refrescar sus imperiales posaderas después de sus largas jornadas cabalgando, y le tenía tal devoción que lo llevaba consigo a todas partes. Incluso se lo dejó como herencia a su hijo. Pero es que no era cualquier bidet, ¡era uno de plata dorada!
El bidet como método anticonceptivo (fallido, por supuesto)
El uso del bidet no sólo estuvo ligado a la higiene íntima, incluídas las nalgas de Napoleón. Durante un tiempo, muchas mujeres lo utilizaron como un método anticonceptivo. Spoiler (otra vez): no funcionó.
La idea era que, después de mantener una relación sexual, un buen lavado a chorro podía eliminar los espermatozoides antes de que llegaran al óvulo, evitando así el embarazo.
Hoy en día, pensar «en darte un agua» como método anticonceptivo nos parece un disparate. Pero en una época en la que el acceso a anticonceptivos era casi inexistente, la educación sexual brillaba por su ausencia y, para colmo, algunos médicos recomendaban las duchas vaginales, pues… todo tenía sentido. O al menos eso creían porque el uso del bidet como método anticonceptivo fue muy popular.
Las duchas vaginales eran bien conocidas por muchas mujeres francesas del siglo XVIII y quizá se utilizaban más en Francia que en otros lugares debido al uso del bidé entre los franceses acomodados. La solución era agua con vinagre. Las duchas vaginales eran el método más recomendado por Charles Knowlton, uno de los primeros promotores del control de la natalidad en Estados Unidos.
Bullough, Vern L. Encyclopedia of birth control. Pág 100.
El bidet: de lujo francés a improvisado cesto de la ropa
Con el tiempo, el acceso a métodos anticonpcetivos fiables y seguros hizo que la vertiente anticonceptiva del bidet fuera perdiendo fuelle y acabara en el olvido. Por suerte.
Y, en general, el desarrollo de la fontanería moderna y la llegada de las duchas ha hecho que el bidet pase de ser imprescindible a un accesorio de baño en peligro de extinción. Aunque en algunos países sigue siendo imprescindible, en muchos hogares ha quedado relegado a un simple adorno o, como en mi casa, un cesto de la ropa sucia. Otra cuestión que puede sumarse a los motivos de la extinción gradual es que las promotoras se ahorran un dinero no poniéndolo en cada nueva vivienda que construyen.
Así que algo me dice que mi querido vástago no va a poder heredar nuestro ilustre cesto de la ropa sucia. A menos, claro, que el de Napoleón siga por ahí, esperando a un nuevo digno heredero… 🤷🏻♀️
Atribuciones:
La foto de portada es de Алан Албегов y pertenece al banco de imágenes Pexels con licencia de uso gratuito CC0.
Artículo redactado 100% libre de IA, casi libre de inteligencia pero con un 100% de humanidad.
Fuentes:
- Museum of Contraception and Abortion. Audioguide: Vaginal douching, vaginal powder blower and bidet. Enlace al artículo.
- Museum of Contraception and Abortion. The bidet is for vaginal rinsing. Enlace al artículo.
- Prevot, Chantal. Document and commentary > Napoleon’s last will and testament. Napoleon. The history website of the fondation Napoleon, febrero 2011. Enlace al testamento.
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