¿Qué? ¿Cómo os habéis quedado al ver la foto de portada? Todo el mundo hablando de cómo pasar un San Valentín perfecto y yo os planto a un señor con una cruz en la mano. Así soy yo, ya lo deberíais de saber. Aunque muchos ya sabréis el origen de esta celebración, imagino que otros tantos quizá no. Por eso, hoy vamos a hablar del origen de San Valentín.
Así de primeras y para eliminar cualquier atisbo de ñoñería, os tengo que decir que en origen, esta celebración, de romántica tenía más bien poco. Todo parece remontarse a una fiesta pagana romana, la Lupercalia.
El origen pagano de San Valentín
Cada 15 de febrero, un grupo de jóvenes se reunía en la cueva Lupercal, el lugar donde, según la leyenda, la loba Luperca amamantó a Rómulo y Remo. De ahí el nombre de la fiesta.
¿Y qué se hacía en esta cueva? Pues de primeras sacrificar un animal: un perro, una cabra… ¿Por qué? Porque con la sangre del animal sacrificado, un sacerdote untaba la frente de los jóvenes para luego limpiársela con lana mojada en leche. Esto simbolizaba que eran limpiados por lo mismo con lo que fueron amamantados los fundadores de Roma, Rómulo y Remo. Es decir, se trataba de un ritual de crecimiento y purificación.
Después de este momento purificador con la leche, los lupercos, nombre que se daba a estos jóvenes, despellejaban a los animales sacrificados para hacerse taparrabos y látigos con su piel.
La cosa es que después del momento purificador, se desnudaban y se cubrían con estas pieles, y con estas pintas, iban por el pueblo azotando a todo el que se pusiera por delante, especialmente a las mujeres. Hay que decir que, en general, la gente no ponía muchas pegas a ser azotados porque lo consideraban algo purificador. Y en particular, ellas no ofrecían mucha resistencia porque se pensaba que estos azotes, además de purificarlas, las hacían más fértiles.
Después de corretear por el pueblo azotando a la gente, venía la cena con el consiguiente vino. Y aquí ya os podéis imaginar como finalizaba la cosa. Entre el taparrabos, los azotes y el vino, el fin de fiesta acababa en orgía.
La cuestión es la siguiente. Si este fue el origen de San Valentín, una fiesta pagana que acaba en sexo, ¿dónde está el romanticismo y qué pinta en todo esto un santo? Pues en que «Con la Iglesia hemos topado«.
El San Valentín sacado de la manga
Fue el Papa Gelasio I el que se sacó de la manga al famoso San Valentín. Resulta que a este Papa, eso de que las fiestas paganas acabaran con sexo, pues como que no le gustaban demasiado. Así que lo que hizo fue prohibirlas directamente. Publicó un decreto contra todas las fiestas paganas. Pero claro, eliminarla no fue nada sencillo. Que a él no le gustase la Lupercalia, no significaba que la gente quisiera renunciar a ella.
¿Cómo conseguir que la gente siguiera teniendo su día de fiesta, pero sin sexo? Cristianizando la festividad. Se inventó un mártir al que poder honrar cada año. Y digo inventarse porque el origen de la figura de San Valentín no está nada claro. Valentines mártires parece que ha habido varios, pero todos parecen converger, más o menos, en la versión oficial de Gelasio I.
Según esta versión oficial, San Valentín, era un sacerdote que ejercía su oficio en Roma en tiempos del Emperador Claudio II, y al que decapitaron un 14 de febrero. Al parecer, el Emperador no era muy partidario de que los jóvenes soldados se casaran porque pensaba que rendían menos en el campo de batalla. El razonamiento era el siguiente: al casarse y tener una unión con otra persona, la fogosidad en la batalla se mide un poco más y uno se vuelve más cauto. Es decir, dejamos de realizar azañas kamikazes, porque nos gustaría poder volver a casa con la persona amada.
Este sacerdote, Valentín, consideró que esta prohibición era injusta y se la pasó por el forro. Él siguió casando en secreto a los jóvenes, hasta que Claudio se enteró y le mandó encarcelar. Tras torturas varias durante su cutiverio, finalmente, ordenó decapitarle el 14 de febrero del año 270.
De esta manera, el Papa Gelasio I fijó que cada 14 de febrero se celebrase una fiesta para honrar la figura de este santo que tanto hizo para que triunfara el amor. Así, como quien no quiere la cosa, la gente seguía teniendo algo que celebrar en febrero y la Iglesia conseguía reconvertir, poco a poco, esa celebración más bien sexual, en la celebración de la exaltación de amor romántico por excelencia.
Quizá la leyenda sea real, o tal vez no, pero a mí me resulta un poco cogida con pinzas. Qué casualidad que, después de pasar perrerías varias durante su cautiverio y de, incluso, obrar un milagro (le devolvió la vista a la hija de un oficial), finalmente el Emperador dicidió cortarle la cabeza justo un 14 de febrero. Un día antes de la celebración de Lupercalia.
En mi defensa, tengo que decir que no soy la única que tiene dudas sobre el origen de Valentín. De hecho, en 1969, el Papa Pablo VI decidió retirar esta festividad del calendario católico porque no estaba muy claro el origen de este Santo y de esta historia.
En fin, real o no, el caso es que los restos mortales de San Valentín (o de algún otro, a saber, pero yo no quiero malmeter…), se encuentran en una Basílica que lleva su nombre en la ciudad italiana de Terni. Por si alguno quiere hacer turismo religioso.
Y hasta aquí el post de hoy. Ya os dejo en paz. Ya podéis ir corriendo a comprar el regalo de San Valentín. ¿Mi consejo para este día? Olvidad las flores y los bombones y decantaros por un juguete erótico. ¡Recuperad el espíritu original de esta fiesta! (guiño-guiño, codazo-codazo, taparrabos-látigo)
Fuentes:
www.absolutaignoracia.blogspot.com.es
Lupercalia, la verdad de San Valentín: www.cultum.wordpress.com.
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Corazón erótico mini6,50 €
Si ya mi santa madre lo decía. «Eso es un invento de El Corte Inglés»; pero quien lo desee celebrar, adelante. Mis respetos a cualquier buena intención!
Feliz lunes, feliz semana, y gracias por compartir!!!!
Yo también creo que es más bien un invento para seguir consumiendo, pero también es cierto que se puede celebrar sin gastar un duro. Lo importante es tener un detalle, ya sea este día en concreto o cualquier otro.
Besicos
Ni con una relación de más de 8 años a mis espaldas he celebrado nunca el Sam va lentín, así que mira tú mi incredulidad con esta celebración. Casi que lo mejor del de este año ha sido leer tu entrada: no tenía ni idea, pero me ha molado concoer la fiesta pagana, la historia, el mito y la maldita cristianización que tanto ha machacado otras culturas. Arg.
Quitando la parte del sacrificio animal, molar, me mola más lupercalia. Látigos, taparrabos, cena, vino, aquello que se empieza a desmadrar…
En fin, nosotros tampoco celebramos San Valentín, pensamos que cualquier día es bueno para tener un detalle con la pareja.
Besicos.
Tenía razón Holden, tu análisis es bastante más real que el mío jajaja
Al final es eso, que cada cual lo celebre a su manera y si es todos los días mejor que mejor…
Saludos.
Lo primero es darte las gracias por la molestia de pasarte a leer este humilde rincón. Y lo segundo, yo me he centrado más en el origen y tú has retomado la leyenda un poco más adelante.
Pero sí, lo importante aquí es celebrarlo y si es todo los días, mejor que mejor.
Un saludo
Muy interesantes como siempre tus investigaciones. Yo me quedé en el apunte de Lupercalia en mi post de San Valentín, pero es que como empiece a hablar de iglesia y ‘meterse por medio’ me enciendo, jajajaja.
Besotes.
Sí, vi que hiciste una pequeña referencia en tu post de ideas para regalar en San Valentín
Ya sabes que a mí una buena historia me pierde, aunque la iglesia ande metida por medio, jajaja.
Como siempre, un placer verte por aquí.
Besicos.