Que el mundo está lleno de tocahuevos, sobre todo Twitter, es incuestionable. Lo que no es tan evidente es la leyenda del palpati, el encargado de tocarle los huevos al nuevo Papa. Un tocahuevos literal, no como los de Twitter. Si os parece, conozcamos un poco más sobre esta curiosa leyenda papal.
Palpati, ¿leyenda o realidad?
Pues como diría aquel, esa es la cuestión. Pero la respuesta no está clara. Porque mientras que hay historiadores que mantienen que esta labor fue real, otros la empiezan a cuestionar y la Iglesia siempre ha negado la mayor. Y es que esta «oferta de empleo» nace a raíz de un hecho ya de por sí muy cuestionado. El de la Papisa Juana. La única mujer en la historia que habría llegado a ser Papa. Ocultando que era mujer, claro.
En esta ocasión no me mojo porque no lo termino de ver claro. Aunque me encantaría que fuese real porque me parece una escena de lo más cómica. Un cónclave para elegir al nuevo Papa, un acto solemne lleno de cardenales, un candidato sentado en una silla ceremonial y un señor que le toca los huevos por debajo de la silla y dice: ‘tiene dos y cuelgan bien».
Por eso, porque me parece una leyenda (o no) de lo más curiosa, creo que se merece una entrada en nuestra sección de Sexo Divino. Así que yo os cuento esta historia con lo que dicen unos y lo que rebaten otros y, al final, ya decidís vosotros sobre su veracidad.
Papisa Juana
Como buena leyenda, circulan diferentes versiones sobre esta papisa. Unos la sitúan en el siglo IX, otros un poco más tade, un par de siglos después. Para algunos se llama Juana, para otros no tiene nombre. Los hay quienes mantienen que era hija de un monje, otros en cambio aseguran que venía de oriente. Según a quien se le pregunte, dirán que su papado duró años o meses. Y así un largo etcétera de interpretaciones.
En lo que parece que hay consenso, más o menos, es en el origen de su leyenda. Esta nacería a mediados del siglo XIII y uno de sus «padres» sería el cronista dominico Jean de Mailly. Muchos apuntan a que él fue el primero en contar esta leyenda en su obra Chronica universalis Mettensis.
La mención a esta leyenda es muy breve y ni tan siquiera dice como se llama la protagonista de la historia. Básicamente lo que narra es que hubo una mujer que fingiendo ser hombre fue escalando posiciones en el escalafón clerical hasta llegar a lo más alto. Hasta ser nombrada Papa. Pero un día se descubrió el pastel cuando, montada en caballo, dió a luz a un niño.
Y esta sería la primera mención sobre la papisa Juana. A partir de aquí, pues ya os podéis imaginar. Esta historia fue pasando de mano en mano, de autor en autor, y cada uno la fue decorando a capricho.
Argumentos en contra de la existencia de la papisa Juana
La Iglesia siempre ha mantenido que la papisa Juana es un bulo. Sus argumentos, principalmente, son dos. El primero es que la primera fuente que narra esta historia se sitúa, como mínimo, dos siglos después de que ocurriesen los hechos. Y que un relato tan morboso y jugoso como este tardase tanto tiempo en salir a la luz es un poco incomprensible. En este punto, sin que sirva de precedente, les tengo que dar la razón.
El segundo es que sería imposible que encajase en ningún período papal. Es decir, que la cronología papal está bien datada y digamos que no habría ningún «hueco libre» que pudiera ocupar.
Esta sería, a grosso modo, la posición de la Iglesia. Ahora vamos a ver en que se basan quienes sostienen que esta leyenda es verdad y la respuesta de la Iglesia.
Argumentos a favor
- Desvío de la procesión papal para evitar el lugar donde la papisa dio a luz. Además, para reforzar más las sospechas, justo en esa calle había una estatua de una mujer con un niño. Argumento de la Iglesia: sí, se hizo un cambio de ruta pero porque la calle en cuestión era muy estrecha y la comitiva papal no podía pasar cómodamente.
- Estatua en la catedral de Siena. La Papisa Juana tuvo una estatua dentro de la catedral de Siena hasta finales del siglo XVI que fue modificada y finalmente eliminada. Respuesta de la Iglesia: sí, se le hizo una estutua en su día, pero como luego nos dimos cuenta que nunca existió tal papisa, la quitamos. Siguiente pregunta.
- La sedia stercoraria. La silla perforada para comprobar que el Papa que iba a ser coronado tuviera testículos. El nexo de unión con nuestra historia. El origen del palpati. Esta la vamos a analizar ahora más detenidamente.
La sedia stercoraria y el palpati
La silla en cuestión existir, existe. De hecho hay dos. Una que la robó Napoleón y que ahora se encuentra en el Louvre y otra que se conserva en el propio museo del Vaticano. La peculiaridad de esta silla es que tiene un gran agujero en el centro del asiento.
Los defensores de la papisa Juana apuntan a que esta silla es la muestra irrefutable de su existencia. Y es que, según esta versión, después del chasco que se llevaron con la papisa, para que no se la volvieran a colar, antes de ser proclamado como Papa el candidato debía de pasar un pequeño examen testicular.
Durante la ceremonia de proclamación el elegido para ser nuevo Papa se sentaba en esa silla y el cardenal o diácono más joven tenía que meter la mano por debajo de la silla para comprobar si tenía testículos o no. Si era así, el palpati decía: «Duos habet et bene pendentes». (Tiene dos y cuelgan bien). A lo que los presentes respondían con un «Deo Gratias». (Gracias a Dios).
Ahora bien, ¿qué dice la Iglesia sobre esta silla?
Pues que sí que se usaba como parte del rito de proclamación, pero no para tocarle los huevos al Papa.
Al parecer se usaban como acto simbólico. Era un acto de exaltación, un privilegio del que pocos podían disfrutar. Similar al de la silla curul romana. Silla destinada para grandes autoridades. Sin embargo, su diseño fue uno de los desencadenantes de una serie de catastróficas malinterpretaciones. Y es que estas sillas papales se asemejan más a las letrinas romanas que a la silla curul.
Tampoco ayudó mucho el hecho de que la palabra stercoraria guardase cierta similitud con el término excremento en latín, stercoris. Y para rematar la faena, va Bartolomeo Platina, director de la biblioteca del Vaticano y suelta en su libro Le Vite De’ Pontefici (La vida de los Pontífices) que dicha silla formaba parte del rito de proclamación para demostrar que el Papa seguía siendo humano y no divino y que, por tanto, se seguía rigiendo por las necesidades humanas. Vamos, que la silla era para que cagase y demostrar que era humano y no un ser de luz.
Y de esta manera se creó y perduró el mito de que esta silla era un retrete papal. Mito que sigue estando vigente en nuestros días.
Y sobre lo nuestro, el palpati, ¿qué?
Pues nada. Otra maliciosa malinterpretación alimentada entre otros, por Lars Banck. Un viajero sueco, luterano y anticatólico, que aseguró haber presenciado este rito en la proclamación de Inocencio X. De hecho, de ese relato es la imagen que encabeza este artículo.
¿Cuál es el problema de su relato? Que oficialmente esta ceremonia la abolió el Papa Adriano VI, Papa que fue coronado en 1522. Por tanto, Banck no pudo disfrutar de tal espectáculo en 1644, año en que Inocencio X subió al trono papal. Siempre y cuando que la versión de la Iglesia sea verdad y realmente la eliminasen, claro…
Y esta es la leyenda de la papisa Juana, la silla stercoraria y el tocahuevos papal. Ahora ya decidid qué explicación os convence más.
Fuentes:
- GONZÁLEZ HERNANDO, Irene (2017): «Papisa Juana», Base de datos digital de Iconografía Medieval. Universidad Complutense de Madrid.
- DA CUNHA BOTELHO, Octavio (2018): El Origen de la Leyenda de Papisa Juana. Universidade Federal de Uberlândia
Curioso artículo.
Felicidades.
Las leyendas o realidades de La Iglesia católica respecto a su relación con el sexo, siempre me llamó mucho la atención.
Lo dicho, muy interesante.
Un saludo y Feliz Semana
Me alegra saber que te ha resultado interesante.
Feliz semana!
Besicos.
Yo siempre pensé que la Papisa Juana existió de verdad y ahora descubro en tu artículo que quizás fuese una leyenda ¡Vaya por Dios!.
Nunca oí nada sobre los palpati y la silla esa me parece más para cagar que otra cosa. Si existieron los palpati, me temo que la profesión ha evolucionado a tocahuevos en Twitter jajaja
Genial este artículo, Mary, como todos los de esta sección.
Un abrazo
Pues sí, hay bastantes dudas sobre la existencia o no de la Papisa Juana.
A mí también me parece una silla para cagar. De hecho, yo creo que se inventaron todo este lío para despistar. Por eso no se aclaran ni ellos, jajaja.
Muchísimas gracias por tu comentario. Es un placer verte por aquí.
Besicos.