En esta nueva entrega de Sexo Divino hablaremos del mito de Pigmalión, el pigmalionismo y qué relación tiene todo esto con un blog de sexualidad.
Antes de que me lo diga alguien, ya lo digo yo. Sí, ya sé que el mito de Pigmalión no es la única referencia literaria de atracción hacia estatuas u objetos similares inanimados. Pero como estamos es la sección de Sexo Divino, a mí me viene de lujo como excusa para seguir ampliando la sección y así poder seguir contando historietas relacionadas con la sexualidad.
¿Por qué hablar aquí del mito de Pigmalión? Porque de este mito nace el término pigmalionismo. Término que hace referencia a la atracción o deseo sexual hacia una estatua. Aunque muchos consideran el pigmalionismo sinónimo de la agalmatofilia, por lo que he podido entender, sería más bien un tipo de agalmatofilia. Me explico.
La agalmatofilia es un tipo de fetichismo consistente en la atracción o deseo sexual hacia una estatua, maniquí, muñeco o figura inanimada similar representada, generalmente, desnuda o en actitud sensual. Como podéis ver, el fetiche puede ser una figura, una estatua o una imagen de arte en general. En cambio, el pigmalionismo parece centrarse exclusivamente en las estatuas.
Otros afinan un poco más y mantienen que el pigmalionismo es la atracción o el deseo por un objeto de creación propia. Esta afinación imagino que viene dada por el mito de Pigmalión.
El mito de Pigmalión
Este mito lo recoge Ovidio en su Metamorfosis. Obra que, por si no lo sabéis, recopila la historia del mundo desde su origen, hasta la apoteosis de Julio César. Un poema compuesto por quince libros que mezcla historia con mitos y leyendas tanto griegas como romanas. De este clásico se han nutrido mumerosos y distintos artistas y humanistas a lo largo de los tiempos. Os lo digo porque es posible que este mito os suene, aunque con matices distintos.
Pigmalión, soltero y entero
Bueno, el caso es que el mito de Pigmalión aparece en el décimo libro de la Metamorfosis. Pigmalión era el rey de la isla de Chipre. Un rey que, como dirían en mi pueblo, estaba soltero y entero. Vamos, que no quería saber nada de las mujeres y no se le conocía relación alguna. Según esta obra, rehuía de la compañía femenina debido al «coraje» que le tenía a las Propétides.
Las Propétides eran unas mujeres de Chipre a las que un buen día se les ocurrió decir que Venus no era una divinidad. Afirmación que estaba muy mal vista en general y que cabreó bastante a Venus en particular. Así pues, a falta de Código Penal que castigase dicha injuria, ella decidió tomarse la justicia por su mano. ¿Qué hizo? Convertirlas en las primeras prostitutas de la historia y, no contenta con ello, luego las transformó en piedra:
…merced a lo cual, por la ira de su divinidad, sus cuerpos, junto con su hermosura, cuentan que ellas las primeras fueron en hacer públicos, y cuando su pudor cedió y la sangre de su rostro se endureció, en rígida piedra, con poca distinción, se las convirtió.
Básicamente, lo que nos cuenta Ovidio es que aquella injuria le pareció algo muy feo a Pigmalión y por ello tenía a las mujeres un poquito atravesadas o, como se diría en mi pueblo, «atravesás».
Esa es la versión de Ovidio. Pero hay otras versiones algo más edulcoradas que mantienen que permanecía célibe porque no encontraba a la mujer perfecta. Ya os he dicho que puede que os suene el mito pero con otros maticies. De todas formas, yo continuo contando la versión oficial.
La escultura de Pigmalión
Por muy atravesás que las tuviera, digo yo que algo le debía de picar al muchacho cuando se puso a esculpir una estatua con forma de mujer. Y es que nuestro rey chipriota, en vez de dedicar su tiempo libre y energía a la caza como harían otros, lo destinaba a la escultura. Era rey y escultor.
Y no sé si es que el muchacho era muy bueno o puso mucho empeño en al asunto, pero el caso es que el resultado tuvo que ser magnífico porque quedó prendado de su obra. Tanto es así que por momento pensaba que el marfil cobraba vida. Pero la cosa no quedó en un simple pensamiento, fue a más. Empezó a hablarla, abrazarla, besarla, le hacía regalos, le compraba ropa… Vamos, que se enamoró perdidamente de su estatua de marfil.
Súplica a Venus
A tanto llegó su deseo que en la festividad de la diosa Venus le suplicó a esta que diera vida a su estatua:
…tras cumplir él su ofrenda, ante las aras se detuvo y tímidamente: «Si, dioses, dar todo podéis, que sea la esposa mía, deseo» -sin atreverse a «la virgen de marfil» decir- Pigmalión, «semejante», dijo, «a la de marfil.»
Y así fue. Ya estuviera motivada por la ofrenda que le dio, porque era su día y estaba de buen humor, porque le dio penica el muchacho, porque vio amor del bueno en él o por un cúmulo de todo lo anterior, la cuestión es que le concedió su deseo.
Cuando Pigmalión volvió a su casa y besó a su estatua ya no sintió que aquellos labios estuvieran fríos. Aún así, para asegurarse que no estaba soñando y que todo era real, le metió un buen magreo a la estatua/muchacha. Aunque bueno, esto Ovidio no lo dice así. Él lo cuenta de una manera mucho más refinada:
Cuando volvió, los remedos busca él de su niña y echándose en su diván le besó los labios: que estaba templada le pareció; le allega la boca de nuevo, con sus manos también los pechos le toca. Tocado se ablanda el marfil y depuesto su rigor en él se asientan sus dedos y cede, como la del Himeto al sol, se reblandece la cera y manejada con el pulgar se torna en muchas figuras y por su propio uso se hace usable. Mientras está suspendido y en duda se alegra y engañarse teme, de nuevo su amante y de nuevo con la mano, sus votos vuelve a tocar; un cuerpo era: laten tentadas con el pulgar las venas.
Colorín, colorado, este mito se ha acabado
Por suerte para nuestro protagonista el mito tiene un final feliz. Su amor fue hecho realidad y, lo más importante, correspondido. Galatea, la muchacha/estatua, cuando posó los ojos en su creador también se enamoró perdidamente de él.
Este mito finaliza con los enamorados, casados ya y con la bendición de Venus, testigo honorífica de la boda, estrenándose como padres con su hija Pafos.
Fin.
¿Qué os ha parecido el mito? ¿Lo conocíais? ¿Sabíais qué es el pigmalionismo? ¿Sí? ¿No? ¿Os habéis aburrido mucho? Ahora os toca a vosotros escribir.
Fuentes:
Carla Mila dice
Había leído todo tipo de parafilias, pero esta si que me parece curiosa!
Felicidades por tu artículo.
Como siempre es un placer cada lunes leer tus post.
Gracias y saludos!!!
Carla Mila
Maryasexora dice
Pues me alegro descubrirte algo nuevo. Sobre gustos no hay nada escrito y hay casi tantos fetiches como personas.
Un placer tenerte por aquí cada semana.
Besicos
Ester Álvarez G. dice
Gracias por esta nueva entrega de Sexo Divino 😉 Lo de la agalmatofilia (¡vaya nombrecito!) se aplicaría también a los hombres que se enamoran y mantienen relaciones sexuales con muñecas de estas tan modernas que parecen de verdad, ¿no? Si lo piensas bien hoy en día las pueden encargar al gusto, eligiendo cada detalle, como si de Pigmalion esculpiendo su estatua se tratara… y ya las hay hasta que fingen orgasmos 😀 así que veo muchas similitudes entre el mito y la realidad a la estamos llegando O_O
Maryasexora dice
Eso mismo pensé yo, si también se podría aplicar a las muñecas realistas de hoy en día, pero no lo tengo muy claro porque no controlo mucho sobre este fetiche y seguro que hay alguien que le encuentra distintos matices para englobarlo o no en el término. Para mí sí que entraría, pero esto ya es opinión personal.
Gracias por la visita.
Besicos.
Carmen dice
¡Sexo divino, divinísimo! Qué bien me sientan estos post tan inspiradores…
Hace unos meses escribí un relato sobre la atracción que sentía un muchacho por la bailarina de una caja de música, y hoy me lo has recordado. ¿En qué estaría pensando en ese momento?
De nuevo, ¡gracias!
Abrazos,
Carmen
Maryasexora dice
Creo que recuerdo ese relato… muy inspirador también, por cierto.
Besicos.
David Rubio Sánchez dice
Como siempre, estas entradas son una gozada no solo por el contenido sino por la forma tan amena con la que expones. Desde luego, como diría el torero «Hay gente pa tó». La verdad es que el origen de este mito lo desconocía, al leer el nombre me vino a la cabeza la película de Audrey Hepburn. Y ahora que la recuerdo en cierta medida ella era una creación del adinerado caballero.
Fantásticas entradas, Mary. De lujo. Un abrazo
Maryasexora dice
Vas a conseguir que me sonroje David, muchas gracias.
Besicos.
Friné dice
Me encantan estas entradas..así que aunque llegué tarde, anoto
Al parecer esto era real, osea, pasaba.
http://www.historia-del-arte-erotico.com/Plinio_el_viejo/libro36.htm#21
Un poquito más abajo en 22 lo dice también de un Cupido.
Se que lo que voy a decir a algunos les parecerá sacrílego, pero además de mirarlas, las estatuas están echas para tocarlas, aunque hoy en día por criterios de conservación, no nos dejan.
Maryasexora dice
Gracias por la visita y no te precocupes, ya sabes lo que se dice: nunca es tarde si la dicha es buena.
¡Felices Fiestas!
Besicos