Shunga significa «imágenes de primavera». Una forma elegante y disimulada de referirse a las relaciones sexuales. Y es que shunga es un género de estampas japonesas cuyo tema principal es el sexo.
Origen del Shunga
Aunque hoy en día a este género de pinturas, grabados e ilustraciones eróticas se le conoce con esta palabra, en su día, no era este el término más utilizado. En el Japón del período Edo, 1603-1868, se empleaban más las expresiones makura-e o warai-e que shunga.
Shunga parece que deriva del término chino chun gong hua, pinturas de primavera de palacio. Y estarían más relacionadas con aquellas representaciones sexuales de la corte. Pero con los años, la palabra que se acabó popularizando tanto en Occidente como en Japón fue shunga.
En cuanto a su objetivo… pues la cosa no está muy clara. Por una parte hay quienes mantienen que se crearon como material pornográfico, y por otra hay quienes sostienen que se trataban de guías de educación sexual para parejas, hijos, cortesanas… Pero también algunos apuntan a una tercera posibilidad. Que comenzaran siendo material de consumo pornográfico y que, en vista de su popularidad, aprovechasen el tirón para utilizarlo como material educativo.
Historia
La primera publicación fechada de este género de estampas data del año 1600.
Este tipo de representaciones vivió su apogeo durante el período Edo, 1603-1868. Por cierto, además lo hizo en la ciudad del mismo nombre, Edo. Ciudad que hoy conocemos como Tokio.
Pero cuando experimentó su punto álgido fue en torno a 1765. Cuando las nuevas técnicas de xilografía, de grabado en madera, permitían la impresión en color y, además, facilitaban los procesos de fabricación.
Con esta mejora en la fabricación, la difusión de estos grabados se disparó. Su popularidad llegó hasta su punto máximo. Pero con las reformas de Kansei, una serie de medidas conservadoras para recuperarse de la crisis económica y moral que estaba viviendo Japón a finales del siglo XVIII, su publicación se hizo muy difícil.
Pocos artistas consiguieron eludir las trabas y su producción cayó en picado. Y aunque años después, alrededor de 1820, hubo un nuevo repunte de grabados shunga, en 1842 nuevas medidas tradicionalistas, las reformas Tenpō, incluían ya de manera explícita la prohibición de estas obras.
Tras la apertura de Japón a Occidente a mediados del siglo XIX, el arte japonés, incluyendo este género, llegó a Europa y enamoró a artistas como Monet, Van Gogh o Picasso entre otros muchos.
Características del shunga
Aunque no todas las obras comparten o cumplen estas características, sí que podemos decir que son como su seña de identidad.
La ropa
En la mayoría de estas representaciones los protagonistas o van totalmente vestidos con túnicas, kimonos, uniformes… o por lo menos, parcialmente. Es decir, son inusuales las ilustraciones con desnudos completos.
La ropa forma parte de la escena y, además, sirve para identificar la procedencia de los personajes. Si son cortesanas, militares, monjes…
Genitales exagerados
Los genitales cuando se muestran, se muestran bien. A lo grande. Y cuando digo a lo grande, es de manera desproporcionada.
El papel de la mujer es activo
La representación de la mujer no es la de un sujeto pasivo. No es la típica pose de mujer tumbada con brazos detrás de la cabeza y expresión de: «Venga va, haz lo que tengas que hacer».
Aunque sí que hay grabados en la que la mujer está recostada, en la mayoría de las posturas, tanto hombres como mujeres muestran un papel activo. Ambas partes participan y disfrutan de los placeres carnales.
Fundamentalmente relaciones heterosexuales
Generalmente estas estampas exponen relaciones sexuales de parejas heterosexuales. Aunque también hay imágenes de relaciones homosexuales, tanto de hombres como de mujeres, tríos, orgías e incluso con animales.
Y es que creo que El sueño de la esposa del pescador de Katsushika Hokusai es el shunga más conocido.
Quizá por el nombre de la obra no os suene. Pero si os hablo de un pulpo que le está haciendo un cunnilingus (según otros, penetrando) a una muchacha seguro que alguna vez lo habéis visto. Y si por un casual no es así, no os preocupéis porque no os váis a quedar con las ganas de deleitaros con tan singular imagen.
Fuentes:
- www.britannica.com
- www.britishmuseum.org
- Amaury García Rodríguez, 2001. Desentrañando ‘lo pornográfico’: La xilografía makura-e. Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas. Volumen 23. Número 79.
- Sumie Jones. Imaging/reading Eros: Proceedings for the Conference, Sexuality and Edo Culture, 1750-1850, Indiana University, Bloomington, August 17-20, 1995.
Siempre me ha atraído la cultura japonesa.
Y más en estos temas.
Hay tantas contradicciones a lo largo de su historía, a la vez que tantos aspectos que hemos ido poco a poco trayendo a occidente.
Excelente artículo.
Me encanto.
Saludo y feliz semana!
Parece mentira que hace siglos trataran con tanta naturalidad y libertad la sexualidad y que hoy en día la repriman tantísimo.
Un placer tenerte por aquí cada semana.
Besicos.