Todo el mundo conoce las Graham crakers o galletas Graham, pero lo que quizá no sea tan conocido es que su creador, Sylvester Graham, las creó para acabar con los impulsos sexuales en general y la masturbación en particular.
Sé que mi alimentación haría llorar a diez de cada diez nutricionistas pero qué queréis que os diga, donde estén mis donuts que se quiten los Kellogg’s y las crakers Graham. Más aún después de descubrir los motivos que había detrás de la creación de ambos productos.
Sylvester Graham
Nuestro ilustre del (anti)sexo nació el 5 de julio de 1794 en Suffield, Connecticut. Fue el decimoséptimo hijo del reverendo John Graham y señora.
Como su padre murió al poco de que naciera, ya rondaba los 70 años cuando fue padre por decimoséptima vez, y su madre no se pudo hacer cargo de él porque… ¡diecisiete hijos!, Sylvester pasó su infancia de familiar en familiar.
Ser el decimoséptimo hijo de los Graham hizo que tuviera que ganarse la vida desde pequeño. Aunque su sueño era ser reverendo como su padre, tuvo que ponerse a trabajar de lo que fuera para ganar algún dinerillo. Fue en uno de esos trabajos donde desarrolló su aversión al alcohol. Al parecer estuvo algún tiempo trabajando en una taberna y fue ahí donde pudo comprobar los efectos del abuso del alcohol.
Poco más se sabe de su infancia y adolescencia salvo que era bastante enfermizo y que en 1824 llegó a casarse con Sarah Manchester Earle, una de las enfermeras que le había cuidado en una de sus múltiples crisis.
Hasta que no cumplió los 32 años Sylvester no pudo cumplir el sueño de seguir los pasos de su padre. En 1826 fue nombrado ministro presbiteriano. Aprovechó este nuevo cargo, y la influencia que le otorgaba, para predicar su estilo de vida saludable: nada de alcohol, nada de carne, sexo sólo para procrear (como su padre…) y mucha fruta y verdura.
Sistema Graham
Tan apasionados debían ser sus discursos que a los pocos años, en 1830, le ofrecieron un nuevo puesto: agente general para la Sociedad de Templanza de Pensilvania.
Pero como Graham además de disuadir a la gente del consumo de alcohol quería explicar y argumentar las razones por las que se debería evitar, a los pocos meses renunció a su puesto para dedicarse al estudio de la fisiología y nutrición humana.
¿Y a qué conclusión llegó? A que nuestra dieta debía seguir los principios de la Sagrada Escritura.
Este giro de los acontecimientos no os lo esperabais, ¿eh?
Pues sí, aunque no suene muy científico, según él, Dios, en su infinita inteligencia, sabiduría y benevolencia habría creado a cada animal y establecido todos sus principios y leyes.
Dios nos creó y puso a nuestra disposición todo lo que necesitábamos para ser felices. Nosotros tan sólo tenemos que usar lo que él nos dio. Y esto, en su perspectiva del nutricionismo, se traduce en alimentos frescos y naturales, nada de procesados.
Para que os hagáis una idea del tufillo religioso de la filosofía dietética de Sylvester Graham, en Lectures on the Science of Human Life , su obra cumbre publicada en 1839, la palabra Dios aparece mencionada en 83 ocasiones, eso sin contar con otros sinónimos como Creador o Padre.
Nuestras inquietudes, enfermedades y muerte prematura deben, pues, provenir, no del cumplimiento, sino de la infracción de las leyes de Dios; y nos incumbe, humildemente, pero con diligencia, esforzarnos por conocer esas leyes, obedecerlas y ser felices; y cumplir así los benévolos propósitos de Dios, y glorificarle en nuestro espíritu y en nuestros cuerpos, que son suyos.
Graham, Sylvester. Lectures on the science of human life. pág 10.
Si queréis profundizar en las motivaciones religiosas de su dieta, podéis leer The philosophy of sacred history considered in relation to human aliment and the wines of Scripture, un recopilatorio de sus conferencias sobre la relación de la alimentación con las Sagradas Escrituras. Si al acabarlo aún os quedan dudas se debe a que su dieta no le hizo inmortal. Tuvo que contemplar las flores desde abajo antes de terminar el libro. Vamos, que murió antes de terminarlo.
Dieta Graham
Pero vamos a lo que aquí nos importa: el sexo. Para Graham, el deseo sexual en general y la masturbación en particular debilitaban el cuerpo y con un cuerpo debilucho no se glorifica a Dios.
Había que llevar una vida sana y nutrir a nuestro cuerpo de buenos alimentos porque una dieta desequilibrada lleva a un exceso de deseo sexual. El deseo sexual lleva a una sexualidad desenfrenada. Una sexualidad desenfrenada lleva al desequilibrio del cuerpo y, finalmente, el desequilibrio del cuerpo lleva a la enfermedad y al Lado Oscuro.
Y como predicar la palabra no le parecía suficiente, se puso manos a la obra y como parte de su dieta, en 1829 nacieron el pan Graham, a partir de trigo integral triturado sin ningún aditivo, y las famosas Graham crakers hechas con harina de trigo integral sin tamizar. Que debían de ser como comer tierra y que poco tienen que ver con las actuales.
Lo cual me lleva a pensar en lo irónico que es que el único producto que lleva su nombre y que creó como parte de su dieta natural se haya convertido en todo lo contrario. Galletas hechas con harina refinada, aromas artificiales y aditivos químicos y hasta arriba de azúcar. Un producto que estoy segura que Sylvester Graham hubiera aborrecido.
Pero business is business y cuando la National Biscuit Company, Nabisco, la primera compañía en producirla en masa se dio cuenta de que aumentando el azúcar y los aditivos, aumentaban sus ventas y beneficios… Se acabó la gloria a Dios.
Seguidores de la dieta Graham
Hay que reconocer que la dieta Graham suena muy bien. Descansar mucho, dormir bien, hacer deporte, comer mucha fruta y verdura fresca, comer alimentos con mucha fibra, evitar alimentos ricos en grasa como la carne, beber mucha agua y nada de alcohol, tabaco, opio, café, té…
Sus ideas coincidieron con un momento en el que la gente estaba muy preocupada por la salud. La epidemia de cólera estaba azotando Europa y los estadounidenses estaban con el culito prieto por si se se extendía a EEUU. Esta circunstancia y lo bien que sonaba hicieron que su mensaje y sus ideas calasen en la sociedad. De hecho, tuvo hasta seguidores, los Grahamites, y se creó un movimiento muy popular, Grahamism, que mantuvo y defendió sus ideas hasta la década de 1880.
Uno de esos Grahamites es otro de nuestros ilustres del (anti)sexo, John Harvey Kellogg.
Detractores
Si su número de seguidores fue elevado, el de detractores no se quedaba atrás. En el Top10 se encontraban los panaderos y los carniceros.
No es que Sylvester Graham estuviera en contra del consumo de pan, pero para él el pan debía hacerse como Dios manda, literalmente, a partir de trigo integral triturado y agua, nada más. Si encima se hacía en casa, se ganaban puntos extras de glorificación.
El problema es que el pan comercial de su época ya llevaba aditivos para acelerar el tiempo de producción y poder distribuirlo en masa. Por eso cargó contra los panaderos industriales.
Miles de personas en la vida cívica, durante años, y tal vez mientras vivan, comerán la basura más miserable que se pueda imaginar, en forma de pan, y nunca parecen pensar que pueden tener algo mejor, ni siquiera que es un mal comer cosas tan viles como lo hacen.
graham, sylvester. A treatise on bread, and bread-making. Preface.
Si contra el pan no tenía nada, contra la carne sí. Para Graham:
… la carne, más que el alimento vegetal apropiado, desarrolla y refuerza las propensiones y pasiones animales, y especialmente las de carácter más exclusivamente egoísta, haciendo al hombre más inclinado a ser inquieto y contencioso y pendenciero y licencioso y cruel y destructivo, y por otra parte vicioso y violento y feroz.
Graham, Sylvester. Lectures on the science of human life. pág 215.
Pero no sólo estaba en contra del consumo de carne, también le parecía cruel como la industria cárnica criaba y trataba a los animales para el consumo.
Ante estos mensajes no es de extrañar que se ganara el odio de ambos colectivos hasta el punto de que en alguna ocasión intentaran sabotear sus conferencias. Por suerte, ahí se encontraban sus Grahamites para impedirlo.
Cuando los lugareños se manifestaron en el hotel donde hablaba, los «Grahamitas» arrojaron bolsas de cal desde el tejado y dispersaron a la multitud.
Snodgrass, Mary Ellen. Encyclopedia of Kitchen History.
Además de haberse ganado el desprecio de estos colectivos, consiguió que muchos médicos de su época también le ridiculizaran. Y es que los médicos de entonces abogaban por comer mucha carne para evitar enfermar de cólera y pensaban que la fruta y la verdura no eran tan buenas como la carne.
Un periódico le llegó a llamar «Dr. Bran, the philosopher of sawdust pudding». Algo así como el filósofo del pudin de serrín. No tengo pruebas pero tampoco dudas de que quien redactó esa noticia tuvo que probar las primigenias Graham crakers.
Muerte y legado de Sylvester Graham
Siguió ganándose enemigos y detractores hasta sus últimos días. Y es que aunque Graham pensaba que nuestro cuerpo y espíritu pertenecían a Dios, no tenía muchas ganas de verle en persona (o espíritu) para devolvérselos…
Por eso, al final de su vida hizo todo lo que sus médicos le recomendaron que hiciera para alargarla, aunque eso supusiera abandonar sus propios principios y tomar opio y mucha carne.
Tampoco ayudó mucho que predicara que con su dieta se podría tener una larga y próspera vida y que él que muriera en 1851 con tan sólo 57 años.
Aún así, sus ideas se mantuvieron vivas durante décadas gracias a sus seguidores y es considerado el padre del vegetarianismo americano. Un año antes de morir, en 1850, él fue uno de los miembros fundadores de La Sociedad Vegetariana Americana.
Y aunque nuestras galletas Graham ya no tengan nada que ver con las suyas, por lo menos, la que fue su casa en Northampton, Connecticut, ha sido hasta mediados de 2022 un restaurante vegetariano llamado Sylvester’s.
Atribuciones:
La foto de portada es una imagen del banco de imágenes de Pixabay con licencia de uso gratuito CC0.
Fuentes:
- Clark, Emily. «Sylvester Graham: Progressive Advocate for Healthy Living». Connecticut History, 2022. Enlace.
- Graham, Sylvester. Lectures on the science of human life, 1839. Enlace.
- Historic Northampton. «Sylvester Graham», n.d. Enlace.
- New England Historical Society. “Sylvester Graham, Health Food Nut, Makes Butchers and Bakers Go Crackers”, 2021. Enlace.
- Kaiser, Larry. “Sylvester Graham: A Vegetarian Advocate of the Nineteenth Century.” The Vegetarian Resource Group, n.d. Enlace.
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