¡Oye! Que este año aún no hemos retomado la sección de Sexo Divino y no me habéis dicho nada. Eso no puede ser. Voy a poner fin a esta situación ahora mismo. Os presento a Tiresias, un ciego adivino que por la gracia divina (o por «mala follá» divina) fue transformado en mujer y, posteriormente, reconvertido de nuevo en hombre. Conozcamos su historia.
Tiresias ni nació ciego ni adivino
Pues eso, que resulta que uno de los adivinos más famosos de Tebas ni era ciego de nacimiento, ni adquirió sus poderes mientras estaba en la cuna. Podemos decir que Tiresias pudo disfrutar de una vida bastante normalita hasta que las divinidades se cruzaron en su camino. Y es que todas las transformaciones que sufrió en su vida, fueron fruto de una serie de encuentros/desencuentros divinos.
Aunque no hay una versión oficial sobre el origen de sus poderes y sus transformaciones, sí que parece que existen dos posibles explicaciones, más o menos consensuadas, sobre el mito de Tiresias. O eso al menos es lo que nos cuenta Apolodoro en su Biblioteca mitológica. Bueno, en verdad son tres versiones, pero como la tercera es bastante simplona y no tiene mucha chicha, básicamente sostiene que los dioses le cegaron por revelar a los hombres sus secretos, pues nos centraremos en las otras dos.
El mosqueo de Atenea
Según esta versión del mito, el joven Tiresias pilló a la diosa Atenea bañándose desnuda. No sé si este encuentro fue casual o buscado, pero a Atenea no le gustó nada descubrir que tenía espectadores durante su baño. Así que ni corta ni perezosa le cegó.
Pero como Tiresias no era un cualquiera, era hijo de una ninfa, la ninfa Cariclo, esta le rogó a Atenea que se apiadara un poquito del pobre muchacho. Ya sabéis: si él es un buen chaval, no es lo que parece, ha sido sin querer, él tan solo pasaba por aquí… Algo le tuvo que ablandar el corazón estas explicaciones porque, aunque no le devolvió la vista, sí que le intentó compensar un poco dándole un bastón con el que poder guiar sus pasos y le aclaró y purificó los oídos para que pudiera entender el lenguaje de los pájaros y poder predecir así el futuro.
Y esta sería la explicación de la ceguera de Tiresias. Pero por si no os habéis dado cuenta, esta historia no explicaría su transformación de hombre a mujer. Así que vamos con la otra posible explicación.
Las serpientes copulando
Según esta segunda versión, un día que Tiresias paseaba por la montaña, se cruzó con dos serpientes que estaban copulando. En vez de pasar de ellas o de, simplemente, hacer algún comentario jocoso y seguir su camino, no tuvo mejor idea que aporrearlas con su bastón. Como «premio» a este acto tan cívico, Hera le castiga convirtiéndole en mujer.
Así pasó los siguientes siete años. Tiempo que dedicó a casarse y tener una hija, Manto. Y aunque ya sabéis que a mí no me gusta nada malmeter, según cuentan las malas lenguas, estos años de fémina los aprovechó para ser algo más que madre de familia. Al parecer, aprovechó su nueva vida para ejercer la prostitución, y algunos van más allá y aseguran que se hizo un nombre dentro de la profesión.
¿Qué pasó pasados esos siete años? Que Tiresias mujer se volvió a cruzar con las serpientes copulando. Lo que no me queda muy claro es si esta vez las dejó en paz o mató al macho. Pero el caso es que Hera le «levantó el castigo» y le volvió a convertir en hombre.
Esta sería la explicación de la transformación de hombre a mujer pero, ¿dónde encaja aquí la parte de la ceguera y la adivinación del mito de Tiresias? Os lo cuento ahora mismo.
Entra en escena Zeus y Hera
Resulta que un día estaban discutiendo Zeus y su esposa Hera sobre quién experimentaba más placer sexual, si los hombres o las mujeres. Como no se ponían de acuerdo, decidieron preguntar a Tiresias por aquello de que él había vivido ambas experiencias y les podía sacar de dudas. Su respuesta no dejó lugar a dudas: la mujer disfrutaba mucho más que el hombre.
En concreto, según se cuenta en la Biblioteca mitológica, la respuesta de Tiresias fue: «El hombre goza una sola parte de diez mientras que la mujer se satisface en las diez deleitando su mente«.
¿Qué os parece la respuesta? ¿Os gusta? ¿Pues sabéis a quién no le hizo ni pizquita de gracia? A Hera, que no contenta con haberle tranformado y retransformado, le dejó ciego. Dicen que se enfadó porque tenía mal perder, pero para mí que lo hizo porque ya le tenía un poquito enfilado al muchacho…
El caso es que el bueno de Zeus para compersar, le otorgó el don de la profecía y le prometió una larga vida. Lo que no le dijo es que moriría de una manera un tanto absurda: por beber agua muy fría de una fuente.
¿Castigado a ser mujer? ¿En serio?
Antes de despedirme, quisiera que meditásemos sobre la segunda historia, la más morbosa. Hera castiga a Tiresias a ser mujer. En realidad, en la época, eso realmente era un castigo porque las mujeres no tenían estatus de ciudadanía en las polis griegas. Así que culturalmente no estaban al mismo nivel que los varones con posesiones: los ciudadanos. Recordemos también que Hera le levanta el castigo devolviéndole la masculinidad biológica. Pero como resulta que le hace perder la discusión con Zeus y encima debió gozar de lo lindo sus años femeninos, vuelve a castigarle. Esta vez con la ceguera.
Así que en la antigua Grecia sí era un castigo ser mujer. Pero Hera fue tan torpe y Tiresias tan lista, que aprovechó su nueva condición para el disfrute en lugar de para autocompadecerse. Conclusión: hasta los escritores de la antigua Grecia que nos narran las historias de sus dioses esconden estas perlas sobre que ser mujer es bueno incluso de una forma que va más allá de la cultura y la época. Tontos no eran los griegos.
Y hasta aquí esta nueva entrega de Sexo Divino. Espero que os haya gustado la historia y sirva para reactivar vuestra curiosidad por esta sección.
Fuentes:
Carla Mila dice
Lunes! Sale el sol, y María nos regala un post. Qué buen comienzo de semana!
Me encantó, vaya picaresca.
Saludos y gracias por volver.
Maryasexora dice
Jó, con lectores así como para no retomar la actividad con ganas. Muchas gracias por tus palabras y me alegra que te haya gustado.
Besicos.
Ester Álvarez G. dice
Genial como siempre! ? Conocía un poco sobre la historia de Tiresias pero ha estado bien recordarla y me ha gustado mucho tu reflexión final. ?
Maryasexora dice
Gracias a ti, como siempre, por dedicarle unos minutillos a leer el post.
Besicos.
Maria Rivero dice
Hola:
¡Cómo disfruto estas historias! La de Atenea es bastante creíble, después de todo era una diosa de armas tomar! Aunque Hera no se quedaba para atrás y la segunda historia tiene mucha miga. Amí me convence. Es más, seguro que Tiresias mujer iba tan agusto cuando volvió a encontrar a las serpientes y las dejó a lo suyo… ¡Y eso mosqueo a Hera! De ahí que le levantara «el castigo», luego Tiresias le confirma sus sospechas y claro: ¡Ceguera al canto! Es más, si hubiera sido mujer hubiera previsto todo esto sin don de adivinación ni nada y hubiera sido más lista con su respuesta.
Tu reflexion me parece muy interesante: Que para los mortales ser mujer sea un castigo ahora y en nuestra sociedad resulta ofensivo, pero pensando en el contexto de la Antigua Grecia se puede entender por la pérdida de derechos. Y en cualquier caso, la leyenda se ha mantenido así a lo largo de los siglos, conservando no solo «el castigo» sino también las ventajas que un hombre pudo ver a pesar de haber perdido derechos civiles.
Había echado de menos esta sección, aunque ilustre del sexo me gusta tanto o más!
Saludos!!
Maryasexora dice
¡Exacto! A pesar del «castigo», supo disfrutar de las ventajas de ser mujer.
Teniendo en cuenta que a Hera nos la pintan con bastante mala leche, también me convence más la segunda versión.
Muchas gracias por tu tiempo. Me encanta que te encante esta sección.
Besicos.
David Rubio Sánchez dice
Una deliciosa entrega. La verdad es que esta figura mitológica la desconocía así que la entrada me ha resultado aún más interesante. Cuando te he leído lo del castigo de ser mujer he dado un respingo. Desde luego, el machismo tiene raíces muy antiguas. Aunque este Tiresias supo sacar partido a todas sus transformaciones. Un placer divino de entrada, Mary. Un abrazo!
Maryasexora dice
Por supuesto que le supo sacar partido al «castigo».
El placer divino es mío por tener asiduos a este blog a personas como tú.
Besicos