En esta nueva entrega de sexo Divino hablamos de Tlazoltéotl, una diosa azteca de lo más polifacética. Entre otros muchos cargos, se la consideraba la diosa de la lujuria, de los amores ilícitos, de la carnalidad y de las transgresiones morales.
Tlazoltéotl era una de las diosas más importantes y veneradas de la cultura azteca. No es de extrañar teniendo en cuenta la lista de cargos que tiene:
- Diosa de la fecundidad y fertilidad.
- Protectora de las embarazadas, las parturientas y parteras.
- De los adúlteros, la lujuria y los placeres sexuales ilícitos.
- Patrona de los médicos.
- Creadora del hilo y patrona de las hilanderas y tejedoras.
Pero sobre todo era la diosa de la suciedad. La comedora de suciedad.
Tlazoltéotl, la diosa de la lujuria
Así es como la definieron los religiosos españoles que llegaron a México durante la evangelización. Según ellos, Tlazoltéotl tenía el poder de provocar el deseo carnal y el desenfreno sexual.
… esta diosa tenía poder para provocar la lujuria, y para inspirar cosas carnales, y para favorecer los torpes amores.
bernardino de sahagún. historia general de las cosas de nueva españa. capítulo Xii.
Sin embargo, no sólo era la encargada de incitar el placer sexual, también era capaz de perdonar los «pecados carnales» y eliminar las enfermedades derivadas de los placeres ilícitos. Vamos, que curaba las ETS. Por eso algunos también la consideran la protectora de los adúlteros y patrona de los médicos.
Es por esta faceta de limpiadora de pecados por lo que, ante todo, se la conoce hoy en día como la diosa de la suciedad. Porque se le atribuía la capacidad de limpiar y purificar el alma de una persona, sin importar lo sucia o manchada estuviera.
Tlazoltéotl era la diosa de la lujuria porque incitaba a los pecados carnales y a la vez la comedora de suciedad porque los limpiaba, los perdonaba.
Tlazoltéotl, la diosa de la suciedad
Tlazoltéotl se compone de dos palabras en náhuatl: «tlazolli», que significa suciedad o excremento, y «teotl», que se puede traducir como deidad o divinidad. Por lo que su nombre significa literalmente diosa de la suciedad.
Tlazoltéotl limpiaba los pecados, fueran los que fuesen: adulterio, robo, homicidio… a través de la confesión.
Los pecadores reconocían su delito ante un sacerdote de Tlazoltéotl, que recibía la suciedad, y esta confesión y arrepentimiento permitía la purificación del alma y la liberación de la culpa. Liberación tanto moral como legal.
Acabada su confesión, demandan una célula firmada del confesor, con propósito de mostrarla a los que rigen, ya sea gobernador y alcaldes, para que sepan que han hecho penitencia y confesándose, y que ya no tiene nada contra ellos la justicia.
bernardino de sahagún. historia general de las cosas de nueva españa. capítulo Xii.
Menudo chollo, ¿no? Con una simple confesión cualquiera se podía acostar con todo el vecindario, cargarse al cansino que siempre fastidia la siesta con el bricolaje casero… todo ello sin temor a represalias.
Sí y no. Porque la confesión y el arrepentimiento eran necesarios, pero también había que cumplir la penitencia que le impusiese el sacerdote. Y las penitencias iban en función del delito. Para los delitos menores con unos días de ayuno o alguna ofrenda era suficiente, pero para delitos mayores la cosa ya se complicaba un poco…
traspasarás la lengua por el medio, con alguna espina de maguey, y después por el mismo agujero pasarás los mimbres, pasarás cada una por delante tu cara, y acabando de sacarla arrojarla has atrás de ti hacia las espaldas, y si quisieres de todas ellas hacer una, atándolas todas (¿?) a una con la otra, sean cuatrocientas u ochocientas las que hubieres de sacar por la lengua; haciendo esto se te perdonan las suciedades que hiciste.»
bernardino de sahagún. historia general de las cosas de nueva españa. capítulo Xii.
Ochpaniztli, la festividad de Tlazoltéotl
Más que una fiesta era un mes dedicado a la limpieza y la purificación. De hecho, ochpaniztli se puede traducir como barrer. El mes del barrido.
A finales de agosto y principios de septiembre, la gente limpiaba y barría sus casas y templos para eliminar, de forma simbólica, las impurezas y suciedades. Además, realizaban ceremonias con baños rituales para purificar tanto el cuerpo como el alma y liberarse así de la culpa y los pecados acumulados durante el año anterior. Borrón y cuenta nueva.
Pero también bailaban y se hacían ofrendas para honrarla y darle las gracias por sus bendiciones. Porque aunque los primeros religiosos se empeñaron en encasillarla, y la hemos encasillado, como la diosa de la lujuria, Tlazoltéotl era más bien la diosa de la purificación. Una diosa benévola capaz de perdonar y absolver los pecados.
Atribuciones:
La foto de portada es un grabado del Códice Borgia correspondiente a la página 55 que representa a la diosa azteca Tlazoltéotl. La imagen es de Gwendal Uguen. Imagen con licencia CC BY-NC-SA 2.0.
Fuentes:
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