¿Qué es el vaginismo? La contracción INVOLUNTARIA de los músculos del tercio inferior de la vagina durante la penetración o la introducción de algún objeto en la misma. Esta contracción puede provocar el cierre parcial o total de la abertura vaginal.
Repito nuevamente para que quede claro: involuntario. La persona no desea provocar ese cierre. Es importante ser tajante en este punto. La contracción no está sometida a voluntad, no es un plan para fastidiar a nadie, ni nadie se debe sentir culpable de nada. Todo esto lo estoy diciendo porque ante esta disfunción es muy fácil y relativamente normal, sentir ira, frustación y decepción. Uno se enfada porque piensa que lo hace aposta para evitar la penetración, la otra persona siente frustración porque lo hace sin querer y encima no le comprenden y ambos acaban decepcionados con su relación.
Porque vamos a ver, ¿qué ocurre con las situaciones que te provocan miedo, dolor o ansiedad? Pues que las sueles evitar, ¿no? Entonces, este cierre involuntario, ¿qué conlleva? Efectivamente, el rechazo al coito. Porque si la abertura vaginal se cierra o contrae y tú lo intentas abrir forzándolo, lo más probable es que se cause dolor y se convierta en una experiencia desagradable a evitar en un futuro.
Ahora bien, que una persona quiera evitar la penetración, no significa que no tenga deseo sexual, es decir, el vaginismo no correlaciona con problemas de excitación, deseo o disfrute. Con esto quiero llegar al segundo punto que quiero dejar claro: en el vaginismo no hay ningún desorden en la fase de excitación y, desde luego, no tiene nada que ver con la frigidez.
El tercer punto que quiero dejar claro, es que el vaginsimo tampoco es dispareunia. Dispareunia es el dolor genital que puede producirse antes, durante o después del coito. Obviamente, sí que están relacionadas ambas disfunciones, porque como he dicho antes, forzar para abrir ese cierre, provoca dolor, ahora, no son lo mismo, porque la contracción de por sí, no provoca dolor. En resumen, hay una relación de causa-efecto y puede que una no se produzca si no se da la otra, pero son dos disfunciones diferentes.
El vaginismo se suele clasificar en:
- Vaginismo primario. Siempre ha existido desde el comienzo de las relaciones.
- Vaginismo secundario. Aparece tras haber mantenido penetraciones sin ninguna dificultad, por ejemplo, tras el parto.
Las causas pueden ser:
- Físicas. Infecciones, tumores, afecciones inflamatorias…
- Psicológicas. Experiencias sexuales traumáticas (abusos), ansiedad o estrés, miedo al embarazo, miedo al dolor, una experiencia previa dolorosa… Este tipo de causas son las que en mayor medida provocan este problema.
Antes de meternos de lleno con el último punto que nos queda, el tratamiento, recordad el objetivo de toda terapia sexual: REEDUCAR para provocar ese «clik» mental y cambiar esas actitudes negativas que suelen causar esta disfunción.
- Evaluación del problema y recogida de datos. Os recuerdo que este es el primer paso en cualquier terapia. Cuando uno va al médico, lo primero que hace es contarle qué le pasa, ¿no? Pues aquí es igual. Aunque cuente la leyenda que los psicólogos saben leer la mente y que sólo con mirar a los ojos de la persona sabe lo que le ocurre, no es así. Lo siento si he desilusionado a alguien, pero si es así, quedamos otro día y le cuento una cosita sobre los Reyes Magos que seguro que tampoco sabe…
- Comprensión de la disfunción. Explicar que esa contracción es una reacción refleja automática, y por lo tanto, involuntaria. Este punto, esta reeducación, se debe mantener a lo largo del todo el tratamiento. Recordad: cambiar de chip.
- Conocer su cuerpo. Lo desconocido nos provoca miedo e inseguridad, y muchísimas mujeres no conocen sus genitales, ni se los han visto ni saben como funcionan. Esta parte de la terapia consiste en ayudar a que una conozca su anatomía, los músculos que se contraen o explicarle los cambios físicos que se producen en el coito. Un ejercicio básico que se deberíamos hacer todas, independientemente de si estamos en esta situación o no, es coger un espejo y mirarnos los genitales, localizar el clítoris, ver los labios mayores, menores… Porque, ¿cuántas de las presentes lo han hecho ya? Pues no lleva nada de tiempo y es algo básico conocer todo nuestro cuerpo…
- Entrenamiento en la relajación de los músculos. Se trata de ejercitar los músculos que rodean la vagina, sobre todo el pubococcígeo (PC), a través de ejercicios de tensión y distensión, como por ejemplo los famosos Kegel.
- Dilatadores progresivos. Este es el momento de poner en practica el paso anterior. Para que os hagáis una idea, estos dilatadores van desde el tamaño más pequeño que sería como un dedo meñique (1x4cm) hasta un pene de tamaño más o menos medio (3.5x12cm). Independientemente del nivel de vaginismo, siempre se empieza por el más pequeño, para aumentar la sensación de control y obtener más seguridad a la hora de realizar los ejercicios. Los dilatadores se deben introducir cuando una está relajada, en el momento que se sienta tensión, lo primero que hay que hacer es poner en práctica los ejercicios aprendidos previamente.
- Acercamiento gradual al coito. Como es lógico, aquí la pareja es importante, debe de implicarse también en el tratamiento.
Por último, quiero dejar claro que lo que he explicado, es un tratamiento genérico, no es lo que tú, en concreto, debes hacer. Como he dicho mil veces, cada persona es un mundo y los tratamientos psicólogicos son personalizados. Esto sólo son indicaciones genéricas para saber los fundamentos de la terapia sexual orientada al vaginismo. Si creéis que tenéis este problema buscad, lo primero, un diagnóstico profesional y luego ya se verá el tratamiento. ¿Entendido?
Mamá, no leas dice
Muy bien explicado 🙂
Mary Asexora dice
¡Muchas gracias!