Porque en la Antigua Roma no todo eran bacanales, hablamos de la Veneralia. Una fiesta exclusivamente femenina en honor a Venus Verticordia y a Fortuna Virilis.
Terminamos el mes de la mujer con esta nueva entrega de Sexo divino hablando de las Veneralias o Veneralia. Una fiesta romana que se celebraba cada 1 de abril en honor a Venus Verticordia y a Fortuna Virilis.
¿Por qué? ¿Qué tiene de especial esta fiesta para incluirla en este mes de la mujer? Que sus participantes eran casi exclusivamente mujeres. Por lo general, los hombres no participaban en los rituales de esta celebración.
Veneralia, la fiesta de Venus Verticordia y Fortuna Virilis
¿Una fiesta para honrar a dos diosas? Esto qué era, ¿un dos por uno?
No exactamente. Era más bien una cuestión de estatus social.
Lo que sucedía es que las mujeres de clase alta practicaban los ritos en honor a Venus Verticordia, y las plebeyas a Fortuna Virilis. Pero los rituales eran muy similares y el objetivo el mismo: pedirles ayuda en asuntos relacionados con el amor, el sexo, el compromiso o el matrimonio.
¿Y por qué se lo pedían a estas dos diosas en concreto? Porque estas divinidades, principalmente Venus Verticordia, representaban la moralidad sexual y los valores conyugales. Para que luego penséis que con los romanos todo era folleteo…
Venus Verticordia
¿Esta Venus es la Venus que todo el mundo conoce? Pues para ser sincera, no me queda del todo claro. Pero creo que sí que es una representación de Venus.
Para los romanos, Abril era el mes sagrado de Venus. Entre los múltiples cargos que tiene esta diosa estaban ser la diosa del amor, de la belleza, la fertilidad, la castidad, los cielos, la maternidad… Esta representación de Venus sería, además, la protectora de los asuntos del corazón y del matrimonio.
Aunque hay un par de versiones diferentes sobre su origen, ambas coinciden en que su templo y su culto surgió para calmar la ira de los dioses por el delito cometido por tres vestales.
Las vestales eran sacerdotisas consagradas a la diosa del hogar Vesta. Estas jóvenes debían de ser vírgenes y hacer un voto de castidad. Dicho esto, ¿adivináis qué delito pudieron cometer aquellas tres vestales? Exactamente, romper su voto de castidad. La mayor afrenta que podían cometer.
Así que, tras aplicarles el correspondiente correctivo a todos los implicados en aquel asunto, se decidió construir además un templo a Venus y llamarla Venus Verticordia, la que cambia los corazones. La protectora de la moralidad y de los valores conyugales. La que cambia los corazones de la lujuria a la castidad.
Fortuna Virilis
Fortuna Virilis es, efectivamente, quien estáis pensando. La diosa de la fortuna, la buena y la mala. Y según nos cuenta Ovidio en Fastos, también tenía el don de disimular las «imperfecciones» de las mujeres y ocultárselas a los hombres a cambio de una ofrenda de incienso.
Por eso, durante el ritual de Veneralia dedicado a esta diosa, después de desnudar a la estatua de Fortuna Virilis, la bañaban en las termas, ese día abiertas sólo para las mujeres, la engalanaban con flores y la perfumaban con incienso.
Aunque esta celebración era más antigua que la dedicada a Venus Verticordia, con el tiempo Verticordia fue relegando a Fortuna al olvido hasta tal punto que la festividad pasó a la historia como la conocemos hoy, como la Veneralia, la fiesta en honor a Venus.
El ritual de Veneralia
Al igual que las plebeyas hacían con Fortuna Virilis, las mujeres de bien, despojaban de sus ropas y sus joyas a la estatua de Venus Verticordia y la bañaban y adornaban con rosas.
Las propias participantes también se bañaban y se adornaban con mirto, la planta con la que la diosa se protegió de los sátiros en uno de sus baños.
Además, ella misma ordena bañarse bajo el verde mirto, y hay una cierta razón para su mandato; aprended cuál es. Desnuda, estaba secando en la orilla sus mechones viscosos, cuando los sátiros, una tripulación lasciva, espiaron a la diosa. Ella se dio cuenta, y protegió su cuerpo con mirto interpuesto: hecho esto, estaba a salvo, y os pide que hagáis lo mismo.
Ovidio. Fastos. Libro Iv.
Por último, como buena celebración romana, la fiesta acababa con bebida. Pero en este caso no había vino, había cocetum. Un preparado a base de amapola triturada disuelta en leche y endulzada con miel. La misma bebida que tomó Venus en su boda con Vulcano. Un matrimonio que ya sabemos que es todo un ejemplo de amor y fidelidad…
Atribuciones:
La foto de portada pertenece a Dguendel y representa el cuadro de Rubens La fiesta de Venus expuesto en el Museo de Historia del Arte de Viena. Esta foto está bajo licencia CC BY-SA 4.0.
Fuentes:
- Ovidio. Fastos. Libro IV. Enlace al libro en inglés.
- «Veneralia, Venus Verticordia y Fortuna Virilis». Hortus Hesperidum. 2012. Enlace.
- www.novaroma.org
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