Angélique du Coudray pasa a formar parte de nuestros Ilustres del sexo por su labor como matrona y por su gran invento: la máquina. ¡Ah! ¿No sabéis qué es eso de «la máquina»? Pues os tocará seguir leyendo entonces.
Angélique Marguerite Le Boursier du Coudray nació en 1712 en Clermont-Ferrand, Francia. Como no he podido conseguir ningún dato más sobre su infancia, si os parece bien, pasamos directamente a su formación. Porque para que os hagáis una idea de la excasa documentación que existe sobre su vida, ni siquiera queda claro si nació en 1712 o 1714. No os digo más.
Formación de Angélique du Coudray
Hasta 1737 no se empieza a tener noticias de ella. Año en el que se marcha a París para formarse como matrona. Allí, tras varios años de formación, en 1740 consigue sacar los exámenes de calificación de la École de Chirurgie, la facultad (o escuela) de cirugía y sede de la actual Universidad París Descartes.
Como podéis comprobar, hasta aquí, la vida de Angélique du Coudray no tiene nada de extraordinaria. Podemos decir que es la clásica historia de «chica de pueblo» que se tiene que ir a la gran ciudad a formarse y que, con los años, aprueba la selectividad o como se llame ahora. Bueno, pues en este punto ya hay que añadir un pequeño matiz. Y es que, normalmente, cuando una aprueba la selectividad, si le da la nota, se inscribe en la carrera que quiere y listo, ¿no? Bueno, pues en el caso de nuestra protagonista comenzar su carrera no fue tan sencillo.
École de Chirurgie y su lucha contra los cirujanos
Tuvo que realizar un escrito, una petición, demandando que las mujeres pudieran recibir su formación de matronas en la universidad. ¿Por qué? Porque aunque, tradicionalmente, esta función ha sido una «profesión de mujeres», es decir, esta labor la han realizado mayoritariamente mujeres, muchos cirujanos empezaron a poner trabas a su formación al considerar que invadían sus competencias. Por este motivo, la escuela de cirugía comenzó a prohibir los estudios a estas mujeres.
¿Por qué se empezó a prohibir esta formación? Porque en esos años, las competencias de los cirujanos fueron aumentadas expandiéndose hasta el campo de la obstreticia. Y, ¿qué pasó? Pues que, hablando claro, «querían repartirse el pastel entre ellos» y empezaron a ver con malos ojos la labor de las matronas. Es decir, mientras que ellos no tuvieron ni voz ni voto en el campo de la parto, no hubo problemas. Pero cuando ya vieron peligrar sus nuevas competencias, la cosa cambió y empezaron a ver intrusismo por todas partes.
Lo que nuestra ilustre y sus compañeras hicieron fue demandar por escrito algo que parece bastante evidente. Si no formas a las matronas correctamente, las muertes en el parto por complicaciones aumentarán y, además, la natalidad disminuirá.
Por suerte para Angélique, los médicos, los árbitros designados para mediar en este conflicto, aceptaron su petición y tanto sus compañeras como ella, pudieron estudiar en la facultad de Medicina de París.
Angélique du Coudray, de estudiante a formadora
Con el tiempo, Angélique du Coudray se convirtió en una reputada matrona de París, e incluso llegó a ser jefa de matronas del Hôtel Dieu de París, el hospital más antiguo de París. Ahí es «ná».
Tras pasar varios años en París, decide regresar a su región natal de Auvernia para formar a matronas rurales e intentar reducir así la alta tasa de mortalidad infantil que se daba estas zonas.
En esta nueva faceta como formadora, publica Abrégé de l’art des accouchements, un manual didáctico con ilustraciones para enseñar a las matronas las técnicas necesarias de asistencia al parto.
A estas alturas, la fama de nuestra ilustre era conocida ya en toda Francia. Tanto era así, que el mismísimo Luis XV, preocupado por la alta mortalidad infantil, le realizó un «encargo real»: Viajar por todo el reino para formar a otras mujeres. Bueno, no sé si fue el mismísimo Luis XV quien se lo pidió, pero sí que le otorgó una autorización para poder viajar y formar por toda Francia.
Desde 1760 hasta 1783, nuestra protagonista viajó fundamentalmente a zonas rurales o recónditas donde su magnífico manual, por desgracia, no era tan fácil de entender. ¿Qué hizo para facilitar su labor educativa? Diseñar la máquina.
La máquina
La máquina es un maniquí de trapo, relleno de algodón, que va unido por cuerdas y/o correas a otra pieza de tela que representa una vagina. ¿A que con esta explicación no os queda muy claro qué es la máquina? ¿A que si os pongo una imagen os aclaráis mejor? Pues eso mismo pensó Angélique y con esa idea de que una imagen vale más que mil palabras, creó la máquina. Todo un hito en su época y que a día de hoy se puede ver en el Musée Flaubert et d’Histoire de la Medecine, tal y como muestra esta foto:
Aunque os pueda parecer un poco rudimentario, la verdad es que no le faltaba detalle. Gracias a un sistema de correas, podía recrear todo el proceso del parto (el feto incluso se movía dentro del útero) y practicar distintas situaciones que se pueden producir durante el mismo. Por ejemplo, hizo que la boca del feto se pudiera abrir para poder entrenar así la maniobra de Mauriceau. Maniobra que si te la explican te quedes igual que estabas antes, pero que si la ves, entiendes perfectamente.
El éxito de su máquina fue espectacular y pronto empezaron a surgir réplicas, lo que provocó cierta controversia sobre su autoría. Vamos, que muchos se quisieron colgar la medalla del invento, en particular el obstetra escocés William Smellie. Por suerte, la French Academy of Surgeons (¿Academia francesa de cirujanos?) aprobó en 1758 el modelo de nuestra ilustre otorgándole así a ella su autoría.
Angélique du Coudray murió en 1794 después de haber formado y salvado a miles de mujeres con su máquina.
Fuentes:
Carla Mila dice
Pues si, claro que si. No podía faltar tu estupendo post. Superándote una vez más.
La verdad es que me siento una ignorante; no conocía la vida de esta señora. Bueno ahora sí, y gracias a ti.
Lo dicho, un placer poder seguir leyendo tus artículos y aprendiendo más con ellos.
Saludos Mary.
Maryasexora dice
Muchas gracias a ti por estar siempre ahí, por no perderte ni una sola publicación. Eres una de mis lectoras más fieles.
De ignorante nada de nada. Simplemente es que hay miles de historias que por desgracia, no pasan a formar parte de la «Historia». Ahora ya sabes, a difundir su vida y obra.
Besicos.
Ester Álvarez G. dice
Pues yo tampoco sabía nada de esta mujer, muy interesante su trabajo y qué bueno que fuera reconocido!?? Gracias por traernos a esta ilustre olvidada por la Historia como tantas otras grandes mujeres?
Maryasexora dice
Pues te digo lo mismo que a Carla, a partir de ahora a difundir la vida y obra de Angélique du Coudray.
Un besico, aunque todavía estoy dolida por ese sorteo que tú ya sabes…jajajaja
Ester Álvarez G. dice
Jaja, joppp 🙁 no me lo tengas en cuenta!!, ya sabes que si no me hubiera tocado a mí la próxima de la lista a la que se lo hubiera deseado eres tú, jiji, un besito 🙂
Maryasexora dice
Bueeeeeeeeno, vaaaaaale, si me dices eso no puedo seguir «enfadada» contigo.
Besicos
Mimmi Kass dice
Cada vez que leo un post tuyo de Ilustres del sexo me dan ganas de escribir un libro. Muy fan de todo el blog y de tu sección. ¡Más, por favor!
Maryasexora dice
Hay cientos de personas que pasan sin pena ni gloria por la «Historia» pero cuya labor merecen un reconocimiento. Con esta sección aporto mi granito de arena para que ese reconocimiento se empiece a dar.
Me encanta que te guste la sección y que te motive tanto, jajaja.
Besicos.
David Rubio Sánchez dice
Desconocía por completo esta máquina y a este personaje cuyo ingenio seguro que consiguió salvar más de una complicación en un parto. La máquina me parece brillante en su concepto, seguro que algo parecido se utilizará en la actualidad para formar a las matronas. Como siempre es una delicia cuando compartes estas reseñas históricas. Todo un valor. Un abrazo!
Maryasexora dice
«La máquina» fue toda una revolución en su momento y gracias a las distintas situaciones que permitía reproducir pudo instruir a miles de matronas. En concreto, se dice que a más de 5000. Lo cual se puede traducir en otras tantas de miles de mujeres que pudieron sobrevivir a las complicaciones del parto gracias a la formación de sus matronas. Para mí, toda una Ilustre con papeles.
Gracias por la visita.
Besicos.
Carmen dice
Me he quedado loca con la «máquina». Qué buen post, guapa.
Abrazos,
Carmen
Maryasexora dice
«La máquina» da un poco de mal rollo, pero muy efectiva.
Gracias por la visita.
Besicos.
Ars Eroticas dice
Guau! Cómo aprendemos contigo, otra mujer más al archivo de Herstóricas! Me encanta esta sección.
Un abrazo
Maryasexora dice
¡Gracias!
Por comentarios como los tuyos, esta sección seguirá por muuuuucho tiempo.
Besicos.
Mamanoleas dice
Jo, qué inventiva tenía Angélique… Me encanta esta sección, es genial aprender de personas que estuvieron antes que nosotros y de una u otra manera ayudaron a cambiar el mundo. Y vaya, si es mujer, y teniendo encuenta que nunca lo hemos tenido especialmente fácil, es mucho más increíble, porque tuvieron que hacer el avance en su campo y en la liberación de la mujer.
Sigue con esta sección. Besotes.
Maryasexora dice
La labor de Angélique fue maravillosa. Gracias a su invento y a su labor formativa pudo salvar la vida de miles de mujeres y niños y eso, a mi humilde entender, merece un reconocimiento. Por eso seguiré con esta sección, para poder dar algo de voz a todos aquellos y aquellas que no pudieron entrar en la «Historia».
Besicos