Hay historias que te ponen los pelos de punta, y la de Barry Winchell es una de ellas. Posiblemente no hayas oído hablar de este hombre. Pero su muerte y la lucha continua y constante que hizo su familia por su memoria, ayudó a que se derogase una de las leyes más homófobas de nuestra historia más reciente, la conocida como política Don’t ask, don’t tell (No preguntar, no contar) del ejército de los Estados Unidos.
Barry Winchell nació el 31 de agosto de 1977 en Kansas City, Missouri. Fue uno de los hijos del matrimonio formado por Patricia Ann Slyker Kutteles y Grant Winchell. Al parecer no era muy buen estudiante y abandonó pronto la secundaria. Y este es lo único que os puedo ofrecer sobre la infancia de Barry porque para el siguiente hecho relevante sobre su vida, del que hay registro, tenemos que dar un salto de veinte años.
En 1997 se alista en el ejército de los Estados Unidos. Un año después, en 1998, ya como soldado raso, fue asignado al Segundo Batallón del 502 Regimiento de Intantería de la 101 División Aerotransportada (2/502nd Infantry of the 101st Airborne Division) en Fort Campbell, Kentucky. Allí empezó su calvario.
Creo que no os descubro nada nuevo si os digo que la manera que tenían estos jóvenes de pasar su tiempo libre era yendo de bares a beber. Así pues, imagino que un día cansados de su «ruta habitual de bares», Barry, Justin Fisher, su compañero de habitación, y otros soldados más, decidieron ir de excursión y explorar nuevos horizontes a Nashville, Tennessee. Allí, Barry y sus compañeros acabaron en un club donde solían actuar drag queens. Y allí es donde Barry Winchell conoce y se enamora de Calpernia Sarah Addams, una actriz transexual.
El calvario de Barry Winchell
Bien, en este punto de la historia vamos a hacer un pequeño repaso a lo que sabemos para ir poniéndonos un poco en situación. Estamos en 1999 y estamos hablando de un soldado de infantería de una unidad de cierto renombre y reconocimiento como es la 101 Aerotransportada. Ambiente propicio para el cultivo de machos alfas. Unidad que se encuentra en el Estado de Kentucky. Estado que, y aquí que me perdonen los kentuckianos y las kentuckianas, no me suena muy cosmopolita y abierta de mente. Para que os hagáis una idea, celebran festivales de ametralladoras.
Con todos estos datos, ¿pensáis que los compañeros de Barry se alegraron por él ante esta nueva relación sentimental? Pues lamentablemente no. En el momento en el que sus compañeros empezaron a contar por Fort Campbell que Barry salía con otro chico, el acoso al que tuvo que hacer frente fue constante.
Entended lo que voy a decir ahora y a donde quiero llegar, ¿vale? No es que Barry saliese con un chico, que bueno, no era lo «deseable», pero podía llegar a ser entendible por ser gay. El problema es que encima se había enamorado de «un chico travestido», que eso ya era rizar el rizo.
Por cierto, utilizo este término, «chico travestido», porque en la propia página de Calpernia, ella misma se lamentaba que los medios la denominasen con estos mismos términos tan desafortunados: «In news accounts, she was Winchell’s »boyfriend» or his »cross-dressing friend…» (En las noticias, ella el novio de Winchell o su amigo travestido).
El asesinato de Barry Winchell
El calvario de Barry acabó meses después y de la manera más trágica posible la noche del 4 de julio. Esa noche, tras estar bebiendo todo el día, Barry tiene una pelea con otro compañero, Calvin Glover, pelea que acaba ganando Barry. Y todo se podía haber quedado en eso, en una simple pelea, si Justin Fisher, recordad, el compañero de habitación de Barry, se hubiese estado calladito y no le hubiera calentado la cabeza a Glover.
¿Que cómo le calentó la cabeza? Pues os podéis imaginar, con lindezas del tipo: cómo has podido perder contra un maricón; el maricón de Barry te ha ganado; peleas peor que un marica… El caso es que al final, a primera hora del 5 de julio, Glover cogió un bate del béisbol que tenía Fisher en su taquilla y le abrió la cabeza a Barry mientras este dormía tranquilamente. Barry Winchell fue traslado al Vanderbilt University Medical Center, donde murió el 6 de julio de 1999 a causa de las heridas que le produjeron el día anterior. Contaba tan solo con 21 años de edad.
Consecuencias judiciales tras su muerte
A pesar de la campaña y la lucha que mantuvieron los padres de Barry, no consiguieron que se sentaran ante el tribunal los oficiales al mando de Fort Campbell. Es más, una investigación interna del Ejército les exculpó negando incluso que existiera un clima de homofobia y hostigamiento hacia Barry en la base. Por si aún no tenéis suficiente bilis acumulada, sabed que el Major General Robert T. Clark, comandante al mando de Fort Campbell en ese momento, fue ascendido a Teniente General en 2003.
Calvin Glover fue condenado a cadena perpetua como autor material del asesinato. A día de hoy, sigue cumpliendo su condena en una prisión militar.
Por último, su compañero de habitación, Justin Fisher, evitó que se le condenara como cómplice de asesinato al llegar a un acuerdo y aceptar los cargos de obstrucción a la justicia y falso testimonio. De esta manera obtuvo una condena de 12 años y medio de cárcel. Aunque lleva en libertdad desde 2006. Esta, sin duda, es la mayor espinita que tiene clavada Calpernia sobre la muerte de Barry puesto que le considera el autor intelectual del asesinato. Es cierto que el brazo ejecutor fue Glover, pero la presión, hostigamiento y acoso que ejercía Fisher sobre Barry era continuo.
Consecuencias políticas
No es que el asesinato de Barry Winchell fuera la gota que colmara el vaso, pero sí que fue una de las últimas gotas que colmó el vaso contra la ley sobre homosexualidad en las fuerzas armadas de los EEUU. La conocida popularmente como Don’t ask, don’t tell. Ley que estuvo vigente desde 1993 hasta 2010.
Lo que decía esta ley era que cualquier homosexual podía entrar en el ejército siempre y cuando no dijera/manifestase/diese muestras de ningún tipo sobre su orientación sexual. La parte del no preguntes, era básicamente un «ojos que no ven, corazón que no siente». Queridos oficiales al mando, no preguntéis y no queráis saber iniciando investigaciones e indagaciones siempre y cuando el soldado muestre una aptitud decorosa.
Origen y final del Don’t ask, don’t tell
Esta ley fue un compromiso electoral de 1993 de Bill Clinton para garantizar que cualquier ciudadano pudiera servir en el ejército independientemente de su orientación sexual. El problema de esta nueva ley es que era una tomadura de pelo. Más que nada porque no es que eliminase la prohibición de servir en el ejército a los homosexuales, es que simplemente se les pedía que guardasen silencio sobre su orientación sexual.
Como os podéis imaginar, esta ley simpre estuvo rodeada de polémica y la muerte y consecuente revuelo mediático y lucha de los padres de Barry junto con el Servicemembers Legal Defense Network, hizo que se reabriese el debate sobre el sentido de esta ley. Y tras años y años de luchas, otro presidente de los EEUU, Barack Obama, consiguió firmar su derogación en 2010.
Fuentes:
- The New York Times
- www.calpernia.com
- Por si os interesa, existe una película basada en el asesinato de Barry Winchell titulada: Soldier’s Girl.
Mamanoleas dice
Qué duro. Es indignante como hay quienes se nutren de vapulear a otros, de creerse más que nadie. Al final quien parece tener la culpa es la víctima, fueran homosexuales o mujeres intentando formar parte de la vida militar. Como si fueran a buscarse problemas por ser quienes son, cuando el problema estaba en los demás…
Gracias por instruirnos :*
Maryasexora dice
Lo diferente, lo que se sale de la norma, siempre suele generar rechazo en las cabezaas cuadradas. Cuando se darán cuenta de que en la variedad está el gusto…
Gracias a ti por la visita.
Besicos.
David Rubio Sánchez dice
Ostras! Tremenda historia, Mary. Bueno, la verdad es que es asquerosa de cabo a rabo. Homofobia, asesinato mientras la persona duerme, hipocresia… Desde luego, contiene buena parte de los tumores a extirpar de nuestra sociedad si queremos que sea lo que debe ser. En fin, como se suele decir ojalá no se vuelva a repetir aunque desgraciadamente siempre aparecerán nuevos casos.
En todo caso, te agradezco que nos hayas compartido este testimonio para la reflexión. Un abrazo!!
Maryasexora dice
Por desgracia, en vez de desaparecer, cada vez hay más casos de homofobia y más denuncias por agresiones de este tipo. Está más que visto que no aprendemos de nuestros errores…
Besicos.
Ester Álvarez G. dice
Ufff, no conocía esta historia ? y aunque es muy dura es necesario conocerla. Gracias por hablarnos de ello. ?
Maryasexora dice
Lo peor de todo es que no fue el único crimen atroz que se cometió bajo esta ley. Además, pone un poco los pelos de punta saber que sucedió hace nada. Por eso creo que es necesario sacarlo a la luz para darnos cuenta del camino que falta aún por recorrer.
Besicos.