«Cara de bicicleta» (Bicycle Face) fue una enfermedad ficticia del siglo XIX que afirmaba que el ciclismo dañaba el rostro de las mujeres. Un intento para disuadirlas y contrarrestar la libertad de movimiento que suponía para ellas ir en bicicleta.
Hoy en día ir en bicicleta es un acto cotidiano que realizan millones de personas. Según algunos informes (Ipsos 2022), se estima que hay más de dos mil millones de bicicletas en todo el mundo y algo más del 60% de la población mundial sabe montar en bici.
Sus beneficios como deporte son incuestionables: tonifica piernas, fortalece el sistema circulatorio, reduce los niveles de colesterol malo…
Vamos, que cualquier médico recomendaría esta actividad independientemente de la edad o de si eres hombre o mujer. Cualquier médico hoy, porque hace tiempo, en el siglo XIX, esto no era así. En esa época hubo unos cuantos médicos muy preocupados por los «efectos negativos» que tenía montar en bici… para las mujeres.
Cara de bicicleta
Aunque ya llevaba rodando hace años, entre mediados y finales de la década de 1880, la bicicleta se hizo muy popular gracias a las bicicletas de seguridad. Este tipo de bicicletas eran más ligeras, más simples, menos costosa y más seguras que las penny-farthing, el modelo existente hasta entonces.
Aquellas bicicletas con su característica rueda delantera alta eran bastantes peligrosas y difíciles de usar. Pero las bicicletas de seguridad hicieron que el ciclismo fuese accesible a todo el mundo y dejase de ser un medio, casi exclusivo, para «hombres valientes y aventureros». Básicamente, las bicicletas de seguridad igualaron el tamaño de la rueda delantera y trasera y dejaron el sillín a una altura accesible además de incorporar la transmisión por cadena.
¿Qué pasó? Que a gran parte de la población, principalmente a la que le colgaban cosas en la entrepierna, le entró una grandísima preocupación por los efectos negativos que esta nueva actividad pudiera tener en la mujer.
Uno de esos terribles efectos que «descubrieron» fue la Bicycle Face, que podemos traducir como «cara de bicicleta». Al parecer, el esfuerzo físico, la tensión postural y la concentración necesaria para montar en bicicleta producía este «desagradable efecto» en el rostro de las mujeres.
…generalmente sonrojado pero a veces pálido, a menudo con los labios más o menos dibujados, y el comienzo de sombras oscuras bajo los ojos, y siempre con una expresión de cansancio.
The ‘Bicycle Face'». The Literary Digest Volumen 11, pág 548. 7 September 1895.
¿Y esto sólo le pasaba a las mujeres? ¡Por supuestísimo! Porque como todo el mundo sabe, los hombres son fuertes y robustos por naturaleza y su rostro está curtido por mil batallas. Pero las mujeres, ¡ay, pobrecillas! ellas son mucho más frágiles y débiles y este deporte podía acabar con sus dulces y angelicales rostros.
Cara de bicicleta y más…
Aunque la cara de bicicleta no fue el único argumento que encontraron por el que una mujer no debía montar en bicicleta. También investigaron cómo el ciclismo afectaba a su vida sexual y llegaron a la conclusión de que ir en bicicleta incentivaba y/o enseñaba a las mujeres a masturbarse. Algo que no se debía de tolerar, ¡faltaría más!
El sillín puede inclinarse en cada bicicleta como se desee, y los muelles del sillín pueden ajustarse de tal manera que endurezcan o relajen el triángulo de cuero. De este modo, una chica como la mencionada podría, llevando el pico delantero o pomo alto, o relajando el cuero estirado para dejar que forme una concavidad profunda, como una hamaca, que se ajustaría perfectamente sobre toda la vulva y llegaría hasta delante, provocar una fricción constante sobre el clítoris y los labios.
Dickinson, Robert L. (1895). Transacciones de la Sociedad Obstétrica de Nueva York, Volúmenes 1894-1895
¿Por qué impedir que las mujeres fuesen en bicicleta?
Libertad de movimiento
Fácil, porque les daba libertad. En bicicleta podían moverse libremente sin depender de nadie. La bicicleta les permitía salir de casa y ocupar y participar más activamente en la esfera pública.
Teniendo en cuenta que este» boom del ciclismo» coincidió con la primera ola del feminismo y los movimientos por el sufragio femenino, pues a mucha gente a la que le colgaban cosas en la entrepierna, se les pusieron, esas mismas cosas, de corbata.
Se les puso de corbata porque ir en bicicleta ofrecía la posibilidad de poder reunirse y movilizarse sin depender de que otra persona las tuviera o las quisiera llevar.
Déjame decirte lo que pienso de andar en bicicleta. Creo que ha hecho más para emancipar a las mujeres que cualquier otra cosa en el mundo. Da a las mujeres una sensación de libertad y autosuficiencia. Me paro y me regocijo cada vez que veo a una mujer pasar en una rueda… la imagen de la feminidad libre y sin trabas.
Susan B. Anthony en The New York World, 2 de febrero de 1896 (Página 42, Columna 3).
La moda de la bicicleta
Pero no sólo les molestaba que las mujeres ocupasen el espacio público, también que se vistiesen como ellos. Cuando la bicicleta se hizo accesible para ellas, su ropa también se tuvo que adaptar a este nuevo ejercicio.
Dentro de las modificaciones en el vestuario que se introdujeron: faldas con botones, faldas que se dividían… Los que recibieron mayores críticas fueron los bloomers, unos pantaloncillos interiores sueltos recogidos en los tobillos.
¡Unos pantalones! ¡Vestir unos pantalones como un hombre cualquiera! ¿Qué clase de mujeres son estas que quieren vestir como un hombre? ¿Lo próximo qué será? ¿Eliminar los corsés?
Aunque la bicicleta se convirtió en un símbolo de la libertad de la mujer, con el tiempo se fue asimilando y normalizando su uso. Además, el fomento del ciclismo como actividad física y la publicación de artículos que rebatían y cuestionaban aquellos efectos negativos, hizo que «la cara de bicicleta» cayese en el olvido.
Atribuciones:
La foto de portada pertenece a LSE Library y se reproduce bajo licencia: sin restricciones de derechos de autor conocidas.
Fuentes:
- Dickinson, Robert L. (1895). Transacciones de la Sociedad Obstétrica de Nueva York, Volúmenes 1894-1895. Enlace al artículo.
- Keri Engel, «The New Woman & Her Bicycle: Why Did Victorian Men Fear Women On Bikes?». Amazing Women In History, 2022. Enlace al artículo.
- «The ‘Bicycle Face'». The Literary Digest Volumen 11 (548). 7 September 1895. Enlace al artículo.
- Kate Lister (2022). Una curiosa historia del sexo. Enlace. (Libro muy, muy recomendable).
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