El banquete de las castañas o el baile de las castañas, es una de las orgías más célebres de la historia. ¿Qué la hace tan especial? Un pequeño detalle de nada. Que fue organizada por un Papa, Alejandro VI, y su hijo, César Borgia en el Palacio del Vaticano.
De la familia Borgia se han hecho películas, series, se han escrito libros… Todo ello ha contribuido a convertirla en una de las familias más conocidas de la historia. ¿Por qué? Porque pasaron de ser una de las muchas casas de nobles valencianas de la época, a una de las familias más poderosas de Roma. ¿Y cómo lo consiguieron? Pues aquí está la chicha de la historia. Más que fruto del esfuerzo y del trabajo, su ascenso fue más del estilo Juego de Tronos con capítulos de incesto, traiciones, corrupción, muertes muy oportunas de adversarios por envenamiento y sexo, mucho sexo.
Ahora, ¿todo lo que se ha dicho o escrito de ellos es verdad? ¿Toda su leyenda negra es cierta? Pues no lo creo. ¿Que era una familia con ambiciones y ansia de poder? Pues sí, pero como tantas otras del Renacimiento. Ahora, eso no significa que todo lo que se ha escrito de ellos sea cierto. Parece ser que durante años se han dado por válidos rumores y bulos que ya se empiezan a ir cuestionando. Sobre todo en torno a la figura de Rodrigo Borgia, (Papa Alejandro VI) y sus hijos César y Lucrecia Borgia. Y entre esos rumores, se encuentra el hecho del que os quiero hablar hoy, el banquete de las castañas.
El banquete de las castañas
Así es como ha pasado a la historia el fiestorro erótico festivo que organizó el Papa Alejandro VI junto con su hijo César Borgia, en el Palacio del Vaticano la noche del 30 de octubre de 1501. ¿En qué consistió este fiestón? En una buena cena que culminó con la mayor orgía celebrada en el Vaticano.
Según se cuenta, todo comenzó con una suculenta cena llena de manjares y regada con los mejores vinos. Y hasta aquí, bien. Nada del otro mundo. Supongo que este tipo de cenas se solían celebrar con bastante frecuencia. Ser la máxima autoridad de la Iglesia Católica tiene que tener sus ventajas, digo yo. Y como máximo representante de la Iglesia, pues no te puedes rodear de cualquiera, que rezar por el pobre está muy bien, pero invitarle a cenar a tu casa ya es otro tema… Con lo cual, los invitados a esta cena eran gente de bien de Roma en general, y algún que otro cargo importante de la iglesia en particular.
Y de postre…
Como casi siempre suele ocurrir, lo bueno, llegó con los postres. Una vez que se saciaron de comer y beber, se mandó retirar las mesas y sustituirlas por varios candelabros. Imagino que aquí ya más de uno empezó a sospechar que la noche se iba a alargar más de la cuenta. Sospecha que se confirmaría al ver entrar en el salón a cincuenta cortesanas. Cortesanas que empezaron a calentar el ambiente con bailes sensuales primero, y que después, se fueron desnudando poco a poco.
Es en este momento cuando César Borgia pide que se arrojen al suelo un buen puñado de castañas. ¿Con qué objetivo? Sencillo, con el propósito de que las cortesanas, desnudas y con las manos atadas a la espalda, las recogieran con la boca. Y claro, aquella visión de las mujeres desnudas y adoptando las posturas más provocativas posibles, fue el pistoletazo de salida para la orgía vaticana del siglo.
Y por si alguno de los presentes necesitaba algún aliciente para apuntarse a la fiesta, pues convirtieron el juego en una pequeña competición con premios para aquellos que copularan con más mujeres. Cuentas que se encargaron de llevar los criados, porque ellos, como os imaginaréis, no estaban invitados a los postres.
El banquete de las castañas, ¿mito o realidad?
¿Por qué se sabe la fecha exacta de esta celebración y lo que ocurrió en ella? Porque semejante fiestorro ha pasado a la historia de boca en boca y, por otra parte, porque así se ha recogido en dos fuentes.
Carta a Silvio Savelli
La primera es una carta anónima que empezó a circular a mediados de noviembre de 1501 y que iba dirigida a Silvio Savelli, un noble exiliado de Roma. En esa carta se relataban, entre otros muchos hechos de dudosa moralidad, lo sucedido durante esta cena. Pero, al parecer, objetiva, objetiva, lo que se dice objetiva, no es que fuese. Digamos que no les acusaron de matar a Kennedy, simplemente porque este aún ni había nacido, que si no… Lo que quiero decir, es que más que una carta parecía un panfleto propagandístico antiborgiano. Es más, a dicha misiva se la conoce también como la carta antiborgiana.
Liber notarum
La segunda fuente que narró lo acontecido aquella noche procede de Johann Burchard. Johann, entre otros cargos, era maestro papal de ceremonias, con lo cual, presenció este y otros tantos eventos papales de relumbrón. Eventos que fue registrando en una especie de diario. Aunque no he podido confirmarlo, el banquete de las castañas se recogería en un manuscrito titulado Liber notarum per magistrum Ioanem Bruchardum Argentinensis Sedis Apostolicae Protonotarium.
Así, a simple vista, pues un diario escrito por un obispo parece que tiene bastante más rigor y da la impresión de ser bastante más imparcial que una carta anónima que surge de la nada, ¿no os parecer? Pues en principio sí. Peeeeero, resulta que los registros de Johann fueron bastante «buenrollistas» mientras gozaba de la confianza de Alejandro VI y que, «inexplicablemente», la cosa cambió radicalmente cuando el Borgia le destituyó de su cargo. Vamos, que hasta que no se vio de patitas en la calle, no se dio cuenta de lo mala malísima que era la familia Borgia.
Conclusión
Pues según mi humilde opinión, habría que tomar el banquete de las castañas más como un mito que como una realidad. A lo largo de la historia nos ha vendido que los Borgia eran lo peor de lo peor. Pero con el paso del tiempo, parece que el león no era tan fiero como nos lo pintaban.
Que esa noche se celebrase una gran cena y que la cosa se pudiera desparramar algo, pues no digo que no. Que fuese tal y como se ha contado, pues no parece. Primero, porque ya sabemos como funciona esto del boca a boca. Se empieza contando un hecho al que cada uno le va añadiendo algún que otro detalle y adorno propio, y el resultado final casi nunca se parece al principio. Y segundo, porque cuando te ganas cierta fama, quitársela de encima cuesta bastante.
Por mi parte, nada más. Como siempre, espero que hayáis disfrutado de esta nueva entrega de Sexo divino. Ya sabéis que ahora es cuando os toca escribir a vosotros. Espero vuestros comentarios.
Fuentes:
Ester Álvarez G. dice
Como siempre una historia muy interesante! 😉
Besitosss 🙂
Maryasexora dice
¡Muchas gracias!
Besicos
Roberto dice
Muy interesante, gracias…
Ale, pues ya sé algo más…
Maryasexora dice
Me alegro un montón cuando os descubro cosas nuevas.
Gracias por la visita.
Un saludo.
Carla Mila dice
Me sumo a los comentarios.
Realmente la interesante.
Las relaciones del sexo con la Iglesia vienen de antaño y no han cesado hasta nuestros días.
Gracias por compartir tan interesante artículo.
Besos
Maryasexora dice
Gracias a ti por la lectura.
¡Ay, si esas paredes pudieran hablar! Seguro que más de uno acaba excomulgado…
Besicos.