Ahora todo el mundo va a Valencia por sus fallas, pero hace unos cuantos siglos, Valencia era muy conocida por el ejercicio de otras actividades… Hoy hablaremos del burdel de Valencia, el que dicen que fue el mayor y más famoso prostíbulo de la Edad Media.
El burdel de Valencia
El origen
Corría el año 1325 cuando Jaime II de Aragón, para evitar las posibles confusiones y malentendidos entre prostitutas y «señoras de bien», prohibe que las cortesanas ejerzan su oficio por las calles. No prohibía la prostitución, sólo limitaba su actividad a los lugares destinados a ello. En concreto, a la Pobla de Bernat de Villa, un arrabal extramuros cercano a la morería. Lo que hoy se correspondería con el Barrio del Carmen de Valencia. Esta limitación sería la primera referencia al burdel de Valencia.
Aunque más que un burdel, estamos hablando de una especie de Barrio Rojo medieval. Un área en el que además de las viviendas de las prostitutas, se podían encontrar tiendas, hostales, tabernas… Todo lo necesario para cubrir las necesidades del viajero y de las meretrices.
Ahora bien, ¿por qué tenía tanta fama este burdel de Valencia? ¿Cómo consiguió mantenerse más de tres siglos esta mancebía?
Las claves del éxito
Valencia, principal puerto del Mediterráneo
Valencia fue un importante punto comercial y económico de la Corona de Aragón. Esto hizo que fuese una de las ciudades más pobladas de la época con un trasiego constante de viajeros y comerciantes. El bienestar económico, la alta densidad de población, el constante transito de comerciantes y viajeros y su consiguiente apertura comercial y cultural fue el caldo de cultivo perfecto para que este burdel funcionara durante siglos.
La muralla
Hemos dicho al principio que este Barrio Rojo medieval se situaba extramuros, es decir, fuera de los muros de la ciudad. Pero esto fue así solo unos años, porque con la intención de fortificar la ciudad por los enfrentamientos que mantenían en ese momento Aragón y Castilla, el rey de Aragón ordena ampliar la muralla en 1356. Con esta ampliación el burdel pasaba a estar intramuros. Alejado del núcleo urbano, pero intramuros. Lo cual facilitaba el acceso.
Las prostitutas
Digamos que tenían una amplia carta de servicios, no se dedicaban sólo al sexo. Espectáculos, canto, baile, juego… En el burdel de Valencia tenían cabida todas las pasiones, no sólo las sexuales. Pero más allá de la amplia cartera de servicios que pudieran ofrecer, tenían fama de pasar constantes y exhaustivos controles sanitarios e higiénicos.
Todo esto tenía un precio, claro. Se dice que estas mujeres cobraban el doble que cualquier otra prostituta de la península. Esta soltura económica les permitía comprar buenos vestidos y joyas. Objetos que se encargaban de lucir bien en sus paseos para envidia de las «nobles señoras de bien». A tal punto llegó este «pique» de ostentación pública, que para evitar males mayores se les prohibió llevar ciertas prendas y pasear por ciertos lugares.
Abierto todo el año para todo el mundo
En el burdel había jornadas non-stop de lunes a domingo. Aunque, como es evidente, las horas de más afluencia era más bien por la tarde-noche. Básicamente, cuando los hombres terminaban sus jornadas laborales y comenzaba su tiempo de esparcimiento. Tan sólo se cerraba en momentos puntuales del año como Semana Santa (ya hablamos de ello al explicar la expresión «como putas en Cuaresma«), demás fiestas de guardar (religiosas) y la misa de los domingos. Durante ese tiempo, las prostitutas eran llevadas a lo que en principio se conocía como la Casa de las arrepentidas que posteriormente acabaría siendo el Convento de San Gregorio o Convento de las Arrepentidas de San Gregorio.
Por otra parte, el burdel estaba abierto a todo el mundo, tanto para autóctonos como para forasteros. Los únicos que tenían prohibida la entrada eran los musulmanes y los judíos, ya que ambas religiones tenían prohibido tener contacto físico con cristianas. Sin embargo, sí que había prostitutas musulmanas.
El cierre del burdel de Valencia
Con el tiempo, las mentalidades fueron cambiando y los gobernantes empezaron a ser menos permisibles con la prostitución. En 1623 Felipe IV ordenaba en Real Pragmática:
Ordenamos y mandamos, que de aquí adelante en ninguna ciudad, villa, ni lugar de los reynos, se pueda permitir, ni permita mancebía, ni casa publica, donde mugeres ganen con sus cuerpos…«. Capitulos de reformación que su Magestad se sirve de mandar guardar por esta ley para el govierno del Reino.
Así pues, poco a poco, se fueron cercando y cerrando las mancebías y burdeles de la península. Y a pesar de que el de Valencia fue el mayor de todos y estaba bajo la protección de personas de cierta influencia, finalmente también tuvo que echar el cierre. Esto ocurrió en 1671, año en el que las últimas siete prostitutas que aún resistían en el burdel fueron llevadas al Convento de San Gregorio.
Fuentes:
Carla Mila dice
Como siempre….excelente artículo.
Tus post ya son lectura obligada para los lunes.
¿Qué sería del comienzo de semana sin ellos?
Y además nos aclaras los comienzos del «turismo sexual». (Es broma)
Feliz semana!
y Saludos.
Maryasexora dice
Buenas tardes Carlas,
gracias a ti por no fallar ni una sola semana con tu visita.
No es turismo sexual, pero hace unos años una empresa de Valencia realizaba una ruta turística para conocer esta zona, aunque creo que ya no…
Besicos.