Vuelve una de vuestras secciones favoritas: el origen de las expresiones sexuales. En esta ocasión, intentaremos dar algo de luz al origen de la popular expresión: El coño de la Bernarda.
Creo que esta es la frase hecha más nuestra de todas las expresiones sexuales que hemos visto hasta ahora. Es decir, no tengo muy claro si se usará más allá de as fronteras de España. Pero el caso es que aquí, cuando decimos que algo es como el coño de la Bernarda, lo que queremos decir es que es un jaleo, un follón. Que una situación es muy caótica, muy desordenada, donde tiene cabida todo y todos, o un barullo de personas entrando y saliendo constantemente. Como el camarote de los hermanos Marx, vaya.
Como siempre, dar con el verdadero origen de este tipo de expresiones no es fácil, y este caso no ha sido distinto. Ante el batiburrillo que he encontrado de posibles explicaciones, me he decantado por tres posibles candidaturas: El coño de la Bernarda prostituta, el de la santera y el religioso. Pero quiero que os quede claro que no son las únicas. Simplemente, esta ha sido mi selección. Puede que entre estas tres no encontréis aquella que os han contado o habéis escuchado. Si es así y queréis compartir vuestra teoría, os animo a que nos la contéis en los comentarios del post.
El coño de la Bernarda prostituta
Creo que es evidente por dónde van los tiros de esta explicación, ¿no? Todo vendría por una prostituta, de nombre Bernarda, a la que el negocio le tenía que ir la mar de bien. Una prostituta de lo más solicitada que no paraba de recibir y despachar clientes. De ahí el origen de la expresión.
Esta versión tiene dos ubicaciones. Una situaría su centro de negocios en Sevilla y la otra en Marruecos, durante la Guerra de Rif. Sobre la de Sevilla, poco más que decir. Sobre la segunda, pues a estas alturas no nos debería sorprender la relación en tiempos de guerra de soldados y prostitución, recordad cuando hablamos del libro Pantaleón y las visitadoras. Según esta historia, Bernarda fue una prostituta que se fue a Marruecos para prestar sus servicios a la tropa española desplegada allí. Y de nuevo, el negocio tuvo que prosperar de manera espectacular. Un no parar, vaya. Tanto es así que su coño pasaría de esta curiosa forma a la historia.
El coño de la Bernarda santera
En este posible origen, Bernarda, cambiaría de ubicación y de profesión. Esta explicación la situaría en Granada y en Ciudad Real más o menos en el mismo tiempo, en el siglo XVI, ejerciendo la santería. Bernarda era una santera, curandera, que valía para un roto y un descosido. Curaba todo tipo de dolencias tanto a humanos como a animales. Pero no se quedaba ahí, también concedía pequeños milagros como la fertización de las tierras y/o cultivos. Pero…¿de dónde extraía su poder? Pues aquí está el quid de la cuestión. Porque ella no era la que lo extraía, era su clientela. Su modus operandi era dejarse tocar su coño. La gente acudía a ella, le introducía la mano en su vagina y listo. Petición de curación/milagro solicitada. Así de fácil. Sin necesidad de buscar o encontrar puntos estratégicos ni nada por el estilo. Llegar, meter y sacar. Como debe ser.
El coño de la Bernarda religioso
Lo he denominado así porque para esta crónica contamos con la aparción estelar de nada más y nada menos que el mismísimo Arcángel Gabriel. Bueno, el Arcángel San Gabriel según la explicación que yo he leído en el libro La madre del cordero de Juan Eslava Galán. Pero otras webs y fuentes cambian la aparición estelar de San Gabriel por la de San Isidro Labrador.
Según esta leyenda, Bernarda era también una santera que ejercía su profesión en un pueblecillo de las Alpujarras granadinas, hasta que un buen día sintió la llamada divina y empezó a recorrer la zona con tablillas de oraciones difundiendo la palabra del Señor. Pero este no sería su único contacto divino.
Aparición divina
Un día, en sueños, se le apareció el Arcángel Gabriel (según otros, San Isidro Labrador) para susurrarle: «no es buena la mujer de cuyo higo non salen fillos«. Y tras soltarle esemejante perlita, le metió la mano en la vagina. Después de este ensueño, imaginad cómo despertó aquella muchacha al día siguiente. Pues más ida que otra cosa, empezó a recorrer los campos repitiendo como un mantra: «San Isidro Labrador, quita lo seco y le devuelve el verdor«. Y lo más curioso, es que tras este episodio, milagrosamente, se acabó la sequía que asolaba la zona y con ella la hambruna que estaban pasando sus habitantes.
Como os podéis imaginar, este milagro corrió como la pólvora por la zona y al poco tiempo, Bernarda, día sí, día también, tenía a media comarca haciendo cola a las puertas de su casa para poder tocarle su milagroso coño.
Esta leyenda se remata con la anécdota de que tras su muerte, cuando medio siglo después hubo que mover su cadáver (no sé muy bien el motivo), comprobaron como el paso del tiempo había ejercido su función en todo su cuerpo, salvo en una zona. Efectivamente, su coño. Este aún permanecía fresco y fragante como en vida.
Y hasta aquí, esta nueva entrega de expresiones sexuales. Ya sabéis que ahora es vuestro turno para contarme vuestras impresiones.
Fuentes:
Vaya, qué de acepciones para una tal Bernarda. Por cierto, poco erótico el nombre.
Cómo siempre, un placer la lectura matinal de un lunes lluvioso.
Saludos!
Jajaja, seguro que hay alguien que le encuentra el erotismo a este nombre.
Gracias por la visita.
Besicos.
No te irás a dormir sin saber algo nuevo… Fíjate que yo siempre había creído que la expresión venía de «La casa de Bernarda Alba», como algo irónico porque esta Bernarda quería total pureza y castidad en su casa y en sus hijas… jajajja
Un besazo!
¡Oye! Pues antes de ponerme a escribir el post, yo también pensé que los orígenes podían ir por ahí, al menos, alguna explicación, pero no. Nuestro gozo en un pozo, jajaja.
Besicos.
Vaya con la fracesita y vaya con sus posibles orígenes, jaja 😀
La más creíble me parece la primera, las otras dos como que son muyyyy raras O_O
Bueno gracias por ilustrarnos como siempre, besitos 😉
¿Qué tiene de raro que San Isidro Labrador se te presente en sueños y te meta mano? De verdad, desconfiamos de cualquier cosita, ¿eh? jajajaja.
Ahora, en serio, como posible origen, yo también me quedo con el primero.
Gracias a ti por la lectura, como siempre.
Besicos.
¡Qué gran sección, Mary! La verdad es que nunca había pensado en el origen de esta expresión y como algún comentarista pensé que tendría que ver con la obra de Lorca. Desde luego me han encantado las tres posibilidades, aunque desde luego la Bernarda santera me vuelve «to loco». Desde luego, su vagina había que tenerla a mano, je, je, je…. Un abrazo!
¿Ves? Pues no estás solo, eso mismo lo pensábamos unos cuantos.
La versión santera es la que más juego da, pero creo que la más realista es la protituta.
Besicos.
Hola:
Me encanta la última. Y teniendo en cuenta la de cosas raras que hacían santos y ángeles en aquellos tiempos… y la frasecita! , no me extrañaría que fuera el origen.
Saludos!
Creo que es la explicación que más llama la atención, pero como le decía a David, creo que la más sensata y probable es la de la prostituta.
Gracias por la visita.
Besicos.