Hildegart Rodríguez tenía un futuro prometeder. Con 18 años ya había escrito varias obras sobre sexualidad que habían despertado el interés y la admiración de personalidades como Gregorio Marañón o el sexólogo británico Havelock Ellis, entre otros. De hecho, fue el propio sexólogo Havelock Ellis el que la apodó como la virgen roja. Sin embargo, su vida acabó drásticamente a los 18 años cuando su madre la asesinó.
Hildegart Rodríguez, un proyecto de Aurora Rodríguez Carballeira
Aurora Rodríguez Carballeira
Hildegart Rodríguez fue un proyecto de Aurora Rodríguez Carballeira. Aurora se crió en el seno de una familia gallega adinerada. Y aunque no tuvo una educación formal, se empapó bien de cultura gracias a la nutrida biblioteca que poseía su padre. Como su padre era un socialista utópico, Aurora se crió leyendo esas obras llenas de ideas reformistas y eugenésicas.
Con 16 años, se hizo cargo de su sobrino, Pepito Arriola, al que educó y se convirtió en un prodigio de la música. Sin embargo, cuando su madre, Josefa Rodríguez Carballeira, la hermana de Aurora, se entera de que tiene como hijo a un pianista en potencia, se le dispara el amor maternal. Le reclama y se lo lleva a Madrid para que comience su carrera musical.
Esta experiencia educativa reforzó sus ideas eugenésicas y en cuanto pudo, puso en marcha su plan: Concebir, criar y educar una hija para convertirla en la mujer del futuro. El símbolo de la liberación del proletariado y de la mujer.
Con 35 años, tras quedarse huérfana y heredar un buen dinero, se pone manos a la obra. Pero no os penséis que se puso fornicar como una loca con diestro y siniestro. Nada más lejos. Fue muy meticulosa con la selección porque el sexo le resultaba bastante desagradable. El «semental» elegido fue un cura castrense. Un canditato perfecto. Culto, defensor del proletariado y al ser cura, no le reclamaría ni intercedería en la vida y/o educación de la criatura.
El destino, la suerte o a saber qué, se puso de su lado y tras tres o cuatro encuentros con «el páter», se quedó embarazada. Y encima de una niña.
Infancia y educación de Hildegart Rodríguez
El 9 de diciembre de 1914 dio a luz a su proyecto, dio a luz a Hildegart Rodríguez Carballeira. Y una vez más, la suerte, el destino, la formación intensiva y obsesiva o a saber qué, quiso que la niña fuese superdotada.
Aislada del resto de los niños, sólo se relacionaba con adultos, educada con los mejores pedagogos y supervisada constantemente por su madre, a los dos años Hildegart ya sabía leer. A los cuatro escribía a máquina. Con 8 años hablaba ya varios idiomas. Empezó a estudiar la carrera de Derecho con 14 años. Carrera que terminó antes de cumplir los 18, convirtiéndose así en la abogada más joven de España. No contenta con esto, se matriculó en otras dos carreras más: Filosofía y Letras y Medicina. Se afilió a las juventudes socialistas y a UGT. A los 15 años ya escribía para periódicos, daba charlas, conferencias… Con 18 años ya tenía publicadas 15 obras sobre sexología, filosofía y política. Eso sí, todo ello bajo la supervisión constante y enfermiza de su madre. Aurora más que una madre, era la sombra de Hildegart.
Con 18 años…
A esa edad ya era un referente nacional e internacional en materias como la sexología. Ella defendía la libertad sexual de la mujer, el uso de anticonceptivos y el aborto. Participó, junto con Gregorio Marañón, en La Liga Española para la Reforma Sexual. Movimiento que defendía la emancipación de la mujer, su acceso a la educación y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
Con obras como «Educación sexual»,» Sexo y amor», «La rebeldía sexual de la juventud» o «El problema sexual tratado por una mujer española», despertó el interés y la admiración de grandes intelectuales como el propio Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset, el escritor H. G. Wells o el sexólogo Havelock Ellis. Pero no sólo se había ganado a los intelectuales, también al público en general. De hecho, del libro titulado «El problema sexual tratado por una mujer española«, se dice que vendió más de 8.ooo copias en una semana, y sólo en la ciudad de Madrid.
La virgen roja
A pesar de su amplia bibliografía sobre sexualidad, sus conocimientos de esta materia se limitaban a lo teórico, al estudio. De práctica, «ná de ná». De que esto siguiese siendo así se encargaba su madre que la vigilaba día y noche y le prohibía cualquier tipo de contacto con hombres. Por ello, Havelock Ellis, con el que se carteaba, la llamó la virgen roja. Por su nula experiencia sexual y por sus ideas políticas.
El pájaro quiere volar del nido
Toda esta vigilancia y control al que Aurora sometía a su hija se empezó a venir a bajo a medida que Hildegart crecía. Pero es lo que tiene educar a una mujer como ideal de la liberación de la mujer, que cuando va creciendo te empieza a cuestionar y plantar cara por cosas como dejarla encerrada en casa o prohibirla tener contacto con hombres.
Hildegart, como es natural, a medida que va cumpliendo años va exigiendo más libertad. Está cansada de que su madre sea su sombra y así se lo hace saber. Como os podéis imaginar, esto Aurora no lo tolera. No la ha creado, ni ha invertido todos sus esfuerzos y dinero para que ahora, «su muñeca de carne», quisiera volar sola o irse con cualquiera. Esto genera cada día más fricción entre ellas y más disputas.
La gota que colmó el vaso fue la idea de que Hildegart se quisiera ir a vivir fuera de España. Eso era inasumible para su madre. Pero como os decía, contaba con el respeto y la admiración de personajes tan ilustres como el escritor H. G. Wells quien, conocedor de la prisión en la que vivía Hildegart, le ofreció un puesto de trabajo en Londres.
El triste final
Así que entre unas cosas y otras, su madre entró en tal grado de paranoia y obsesión, que el 9 de junio de 1933, mientras Hildegart aún dormía en su cama, su madre le pegó cuatro tiros a bocajarro. Tres en la cabeza y uno en el corazón. Hildegart Rodríquez fue asesinada con tan sólo 18 años por su propia madre.
Tras el asesinato, Aurora se entregó y fue condenada a 26 años de cárcel. Pena que cumplió en su mayoría recluida en el psiquiátrico de Ciempozuelos, Madrid. Nunca se arrepintió de lo que hizo. Es más, se dice que llegó a declarar: «El escultor, tras descubrir la más mínima imperfección en su obra, la destruye». Aurora murió de cáncer en 1955 a la edad de 75 años.
Y hasta aquí esta nueva entrega de Ilustres del sexo. Como siempre, espero que haya sido de vuestro interés. ¿Conocíais su historia? ¿Habíais oído hablar de ella? Espero vuestros comentarios.
Fuentes:
Me suena mucho haber leído algo sobre esta mujer, así que me ha encantado conocer mejor su historia… y más de tu mano. 😉
No conocía tan triste final :O
Muchas gracias por hablarnos de ella. Besitos! 🙂
A pesar de su juventud, dejó un gran legado. Pero es una de las grandes olvidadas, como otras muchas, de la historia.
¿No conocías el final? Pues normalmente si se recuerda a Hildegart es justo por su trágico final, no por su trabajo.
Gracias a ti por leerlo.
Besicos.
Falleció en 1933, no en 1993
Cierto, ha sido una errata y ya ha está rectificado.
Gracias por avisar.
Yo nací en 1934, y me pusieron el nombre de Hildegart, el caso había sido muy comentado y a mi padre le gustó el nombre, vi la película y tengo la transcripción del juicio en una revista del año 1934, digno de ser leído, está ilustrado con fotografías en las que aparece la madre con un ramo de claveles. Después de la guerra en el juzgado me cambiaron el nombre, para mi familia sigo siendo Hilde
Wow! Desde luego hay nombres que no dejan indiferente a nadie y el tuyo es uno de ellos.
Entre los cientos de libros que tengo pendientes de leer se encuentra El manuscrito encontrado en Ciempozuelos que trata sobre Aurora Rodríguez. Y me imagino que la transcripción que posees debe ser de lo más interesante.
Muchísimas gracias por la visita y por compartir tu historia.
Besicos.