Retomamos la sección más joven del blog, el origen de las expresiones sexuales, indagando de nuevo e intentando dar un poco de luz a una nueva expresión: Poner los cuernos.
Como ya sabemos, poner los cuernos es la expresión que se utiliza cuando se ha producido una infidelidad en la pareja. El miembro de la relación que ha cometido la infidelidad es quien pone los cuernos y la otra persona es la cornuda, el objetivo de los chistes y burlas.
Que quede claro que aquí todos ponemos los cuernos, bueno… todos no, que esto lo edita el esclavo informático y la tenemos… Lo que quiero decir es que tanto nosotras como vosotros podemos poner los cuernos o ser cornudos. Aquí hay para todos. Lo digo porque antes, esta expresión estaba asociada casi en exclusiva a la infidelidad cometida por la mujer. Como si el hombre fuera el único que tuviera honra y honor. De hecho, hasta hace unos años, la RAE no contemplaba el término de cornuda.
Aclarado este punto, veamos las diferentes teorías que intentan explicar el origen de esta expresión.
Origen mitológico de poner los cuernos
Esta explicación surge de la mitología griega, en concreto, del mito del Minotauro. Lo que cuenta este mito es que Pasifae, la esposa de Minos, el rey de Creta, estaba muy feliz y contenta en su matrimonio. Fruto de ese amor nacieron 8 hijos, cuatro hijos y cuatro hijas, muy bien repartido todo. Hasta aquí todo bien, ¿no? Bueno, pues la cosa se empieza a torcer cuando entra en escena Poseidón (para los romanos y colchoneros más conocido como Neptuno).
Resulta que Poseidón le entregó un magnífico toro blanco a Minos para que lo sacrificase en su honor, pero el morlaco tenía que ser tan majestuoso que Minos se encariñó con él y no lo quiso sacrificar. ¿Qué pasó? Pues que a Poseidón esto le sentó un poquito mal, se lo tomó como un desprecio hacia él y para vengarse de Minos y humillarle, hizo que Pasifae se enamorase del toro.
Pasifae, movida por este nuevo deseo, pidió ayuda a Dédalo, un arquitecto y artesano, para que construyera algún tipo de artilugio que le permitiera dar rienda suelta a esta nueva pasión. Dicho y hecho, Dédalo se puso manos a la obra y construyó una vaca de madera en cuyo interior se podía esconder Pasifae.
Y el resto de la historia pues ya os la podéis imaginar. El toro que ve esa vaca sola por el campo… no hay nadie alrededor… nadie está mirando… que hace una vaca como tú en un prado como este… y pasados unos meses, Pasifae da a luz a una bestia mitad hombre, mitad animal. El Minotauro.
No sé a vosotros, pero a mí esta explicación me convence bastante como posible origen de la asociación: cuernos-infidelidad.
Origen mitológico-cristiano de poner los cuernos
No salimos aún de la mitología griega para hablar ahora del dios Pan. Pan era un dios protector de los campos, de los pastores y de los rebaños. Pero cuando no estaba realizando estas labores de protección, le gustaba pasar su tiempo libre persiguiendo a las ninfas del bosque. Bueno, a las ninfas y a todo lo que se menease.
Antes de pasar a la parte cristiana de esta explicación, me queda comentaros que este dios se representaba como un medio hombre medio bestia. De su cabeza salían dos cuernos, tenía barba de chivo y sus piernas acababan en pezuñas.
Y ahora es cuando entra en acción la parte religiosa de esta explicación. Porque, ¿qué personaje bíblico os suena con cuernos y barba de chivo? El demonio, ¿verdad? Pues sí, habéis acertado. Y es que los primeros cristianos, para ganarse a la gente aprovecharon algunos de los mitos y creencias del pueblo para reconvertirlos o retocarlos. De esta manera, no tenían que partir de cero para introducir sus nuevos dogmas. Y esto fue lo que hicieron con el dios Pan. Lo convirtieron en demonio y lo utilizaron para penalizar y condenar su lujuria y, a su vez, ensalzar la castidad y el matrimonio como el camino correcto. Y así, se pudo crear la asociación: demonio-lujuria, cuernos-infidelidad.
El origen vikingo de poner los cuernos
Según esta versión, los jefes vikingos practicaban «el derecho de pernada». El derecho de pernada era un privilegio que tenían los nobles por el cual se podían acostar la noche de bodas con la recién desposada de un súbdito. Es decir, era el «derecho a desvirgar» a la novia.
Lo que mantiene esta explicación es que el jefe de la tribu, para no ser molestado mientras ejercía este derecho, lo que hacía era colocar su casco de cuernos delante de la puerta. Algo así como colocar el típico cartel de no molestar en la habitación del hotel. De esta manera la gente sabía que estaba con la recién casada.
Sin embargo, esta explicación tiene un fallo bastante evidente. Más allá de que no está claro si el derecho de pernada pudo existir realmente o no, si solo fue un privilegio teórico, hay algo que ya está más que desmentido: los vikingos no llevaban cascos con cuernos. (¡Ohhhh!)
Y estas serían las tres explicaciones más o menos más extendidas. ¿Qué os parecen? ¿Cuál es la que os convence? ¿Conocéis alguna otra versión? Contadme, contadme.
Doy las tres por buenas!! Como aportación… en Argentina decimos «meter los cuernos», que vendría a ser lo mismo, pero cuando dices «me metió los cuernos» suena como muy doloroso, ¿no?
Besitossss
¡Uy! Meter los cuernos suena extremadamente doloroso, prefiero la versión castellana de esta expresión, jajaja.
Besicos.
Por Segovia decimos: «le puso unos cuernos que no podía pasar por la puerta», o sea que, en estás cuestiones, el tamaño sí importa.
Justo el post que necesitaba para empezar la semana con buen humor e instruida.
Un abrazo.
Carmen
Bueno, en cuestiones de tamaño no me meto, que los cuernos, cuernos son, jajaja. Pero sí, yo también he oído esa frase.
Oye, y me alegra aparecer en el momento adecuado de la semana, jajaja.
Besicos
No sé cual será la real, pero las tres me parecen curiosas.
Excelente post, para no varíar.
Gracias por compartir!
Saludos
Gracias a ti por la visita, como siempre.
Besicos.
Conocía la historia de los vikingos, aunque me quedo con la de Minos, que, por cierto, me ha hecho pensar en Dédalo e Ícaro encerrados después en el laberinto de Minotauro… Siempre me habían dicho que fue porque sabían como escapar de laberinto, para que no revelaran el secreto y tal, pero igual tambien fue un poco la venganza de Minos por lo de Pasifae, algo así como: pues ahora aguantas tú al muchacho- toro este!
Es que te digo una cosa, la adolescencia de un muchacho-toro tiene que ser muy dura, jajaja.
La versión de los vikingos es bastante extendida, creo que las otras dos son menos conocidas pero para mí, más factibles como posible origen.
Muchas gracias por la visita.
Un saludo.
Me encantan estas entradas en las que ahondas en el origen de estas expresiones tan cotidianas que nunca pensamos en cómo nacieron. La de los vikingos, como dices, es la más floja puesto que no llevaban cuernos en sus cascos, como pueblo bárbaro ese fue un atrezzo incorporado por sus rivales para demonizarlos.
Esta expresión me resulta cruel porque, como comentas, parece burlarse del miembro inocente que no solo recibe la infidelidad sino también los cuernos, o como dice el dicho encima de cornudo, apaleado.
Un abrazo!
Esta expresión si que es un poco cruel porque, como dices, encima de que te ponen los cuernos, se burlan de ti. Lo cual me lleva al origen de otra expresión: encima de puta, pongo la cama. Mira, a lo tonto ya me has dado una idea para ampliar esta sección.
Muchas gracias por la visita.
Besicos.
Pues a mi me ha gustado la del Minotauro, más que nada porque me he muerto de la risa con la forma en la que la has contado.
Pensaba que lo del derecho de pernada era algo que se dio en toda Europa. Y fíjate creía a pies juntillas que los cascos de los vikingos llevaban cuernos. Me has echado abajo un mito, Mary.
Genial el post, como siempre.
Muchos besos
Vaya, ya sabía yo que con eso de los cuernos de los vikingos iba a romper más de un corazón, pero la culpa la tiene «Vicky el vikingo», nos colaron el mito de los cuernos desde chiquititos, jajaja.
El derecho de pernada era una ley que se recogía en muchas culturas, pero no se sabe si solo era una ley que se quedó en papel mojado, en teoría, o si se aplicaba realmente.
A mi la historia del Minotauro es la que más me convence también y me alegra saber que yo también te despierto alguna sonrisilla.
Besicos.
Muy curioso y desconocido para mí, aunque sea un poco off topic, del dios griego Pan viene la palabra pánico, por lo visto también le gustaba asustar a la gente por los bosques, especialmente a los que le habían despertado de la siesta, algo que nunca se debe hacer, claro. Saludos.
Gracias por la visita y por el comentario off topic porque desconocía el origen de la palabra.
Un besico.