Sexo anal. Consejos para practicarlo de forma segura

El sexo anal ha sido demonizado durante mucho tiempo y eso ha hecho que esté rodeado de miedos y tabúes, pero es una práctica sexual como otra cualquiera. Hoy veremos algunos consejos para poder disfrutar de ella de forma segura.

El sexo anal siempre ha tenido un halo oscuro o perverso que ha hecho que mucha gente lo mire con cierta reticencia. No es extraño oír por ahí: ¡¿Sexo anal?! ¡Jamás! eso es de/para… (inserte aquí su sesgo o prejuicio favorito).

Y nada más lejos de la realidad porque ya lo dice el refrán: las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene uno. Por eso, todo el mundo podemos disfrutar de él siguiendo unos sencillos consejos.

Consejos para disfrutar del sexo anal

Para mí, los pilares para disfrutar del sexo anal son: comunicación, relajación, lubricación y seguridad.

Comunicación

¿Cómo lo planteo? Sencillo, diciéndolo. Sólo así podremos saber si la otra persona quiere o no llevar a cabo esta práctica.

Lo de saber qué está pensado la otra persona con mirarle a los ojos está muy bien para las películas, pero en la vida real mejor preguntar las cosas y salir de dudas.

Ahora, la pregunta del millón: ¿Cómo puedo convencer a mi pareja para tener sexo anal? De ninguna manera, hay que respetar su decisión. Si no quiere, no quiere. Punto.

¿Ambos queréis? Fantástico, entonces al lío. Pero si en algún momento se siente dolor o malestar, hay que decirlo y parar. Por eso es importante la comunicación y la confianza entre ambos tanto antes como durante la relación sexual.

Relajación

Pasar de cero a cien en pocos segudos está muy bien si lo que buscamos es un coche rápido, pero no para disfrutar de esta práctica sexual. Y es que en el sexo anal es muy importante dedicarle tiempo y mimo a la estimulación para relajar los músculos del ano y que se dilate.

Por eso no es buena idea «entrar con todo» de buenas a primeras. Mejor jugar un poco alrededor de la zona anal acariciándola, estimulándola con un dedo o con un plug anal. De hecho, los plugs anales suelen ser unos grandes aliados para iniciarse en esta práctica.

Mi humilde opinión es que, en este caso, es mejor no correr y quedarse con ganas de o con ganas de más, que ir demasiado rápido y quitar las ganas de volver a intentarlo. Mejor ir despacito y con buena estimulación, que con prisas y, tal vez, dolor.

Lubricación

Si siempre digo que un poquito de lubricante nunca está de más, aquí es imprescindible usarlo porque el ano no lubrica. Por tanto, aquí hay que ser generosos.

Y por favor, usad lubricante y no cualquier cosa como, por ejemplo, un «salivazo». Que por suerte tenemos a nuestra disposición un sinfín de tipos y formatos diferentes de lubricantes. No me seáis…

Seguridad

Hay que usar protección. Aquí es donde siempre alguien pregunta: ¿y para qué hay que usar condón si no hay riesgo de embarazo? Porque riesgo de embarazo no habrá, pero sí de contraer una ITS. Por eso, seguridad ante todo.

Y si se va a cambiar de práctica sexual, se cambia de preservativo. Una vez más, no me seáis…

Higiene

Por último y relacionado con el punto anterior, nada de cambiar de cavidad sin pasar antes por un agua y jabón. Si hemos introducido en el ano un juguete, los dedos, el pene, hemos lamido con la lengua… antes de volver a introducirlos en la vagina, hay que limpiarlos para evitar posibles infecciones.

Y con respecto a la higiene que hay que mantener antes de la relación, yo soy partidaria, simplemente, de una buena ducha prestando especial dedicación a la zona anal.

Es cierto que se pueden usar peras anales o enemas para hacer lavativas pero, sinceramente, es un engorro. Hay que disponer de tiempo o de cierta planificación que no siempre se puede tener y, además, su uso continuado puede dañar nuestra flora. Ahora, si una lavativa va a hacer que nos sintamos más cómodos, pues adelante, pero eso sí, sin abusar de su uso.

Y ahora, ¡a disfrutar!