Estoy convencida que en más de una ocasión o bien habéis tirado los tejos u os los han tirado. De lo que no estoy tan segura es de si alguna vez os habéis planteado el origen de esta expresión. Si es así, estáis de suerte. Si no, pues no está de más aprender una cosa más, ¿no? Sea como sea, esta semana retomamos el origen de las expresiones con: tirar los tejos.
Origen de la expresión tirar los tejos
Como ya tendríamos que saber, por aquello de llevar más de diez entregas de la sección el origen de las expresiones, no hay una explicación clara sobre su origen. Así que, como siempre, yo os cuento aquellas que tienen más difusión y luego ya vosotros decidís la que más os cuadra, gusta u os convence.
En lo que no hay discusión es sobre su significado. Utilizamos esta expresión cuando alguien se insinúa, de forma más o menos clara, (depende del arte de cada cual) a otra persona. Cuando tratamos de mostrar, de una forma más o menos sutil, cierto interés sexual y/o amoroso por una persona.
¿Y qué pintan los tejos en esto de las insinuaciones amorosas? Pues vamos a verlo.
Juego del tejo
Según esta explicación, que es la que más extendida, este jugueteo amatorio tendría su origen en otro juego llamado tejo. Este entretenimiento consistía en lanzar una piedra o trozo de teja de las que solían caer de los tejados (de ahí que también se conociese como tejos) contra un palo que se clavaba en el suelo. Efectivamente, el objetivo era derribar el palo con la piedra/tejo. Aunque en otra versión de este pasatiempo la meta no sería tirar un palo, si no dejar el tejo dentro de un círculo previamente dibujado.
Sí, puede que no suene muy emocionante. Pero como solían jugar en plazas o parques, pues siempre había alguien que picaba y se quedaba a verlo. Y en este punto es cuando entraba en juego la parte del coqueteo.
Si entre el posible público se encontraba la muchacha que le «hacía tilín», el lanzador empezaba a mostrar una inusual falta de puntería. De repente los tejos, inexplicablemente, comenzaban a caer cerca de la chica. Y claro, ya que estamos, pues no vamos a recoger la piedra sin decirle algo a la buena mujer. Vamos, que tirar los tejos servía de excusa para acercarse a la chica que les gustaba y hablar/coquetear con ella.
Rama de tejo
Aunque dentro de esta posible explicación hay versiones distintas, todas parten de la misma base: el tejo, un tipo de árbol conífero. En todas las interpretaciones aparece este árbol, lo que varía es lo que se «les lanzaba» a las amadas.
Puesto que este árbol es muy longevo, en algunas culturas se le relaciona con la inmortalidad e incluso se le llega a considerar sagrado. Por ello no es extraño que se encuentre cerca de iglesias u otros templos religiosos, pero también en las plazas de los pueblos.
La primera de estas hipótesis lo que sostiene es que los chicos lanzaban los frutos de este árbol a las chicas que les gustaban para llamar su atención. Otra de las versiones es un poco más literal y violenta, todo sea dicho, y cuenta que durante las romerías, los muchachos iban haciendo acopio de las ramas de tejo para luego ir tirándoselas a las muchachas.
Por último, tendríamos la opción más aceptada dentro de esta interpretación de ramas y bayas. Y es la que sostiene que los mozos dejaban estas ramas en las ventanas o puertas de las amadas y que eran ellas las que les correspondían tirándoles las bayas del tejo.
Lanzar macetas
Como se ve que aquí lo importarte para darle un sentido a esta expresión es lanzar algo contra alguien, para finalizar este post os dejo la última interpretación que leí. Os la cuento porque me ha resultado de lo más cómico, no porque le de mucha credibilidad. De hecho no doy ni un duro por ella.
Al parecer, en un alarde de delicadeza, sutilidad y galantería suprema, lo que se les lanzaba a las muchachas era una maceta desde la ventana. El buen mozo lanzaba una maceta cerca de la muchacha, más que nada por aquello de no abrirle la cabeza. Luego bajaba a disculparse e interesarse por su seguridad y aprovechaba para cortejarla y mostrar «sus posesiones». Vamos, para que viese lo buen partido que era por el «casoplón» que tenía.
¿Qué me decís? Yo lo siento pero esto no lo veo. No creo que estar al borde del microinfarto sea un momento propicio para coquetear. Es como si pasas por una obra, te arrojan un ladrillo a los pies y te suelta un: ¿has visto lo bien que manejo la llana, moza?
Ester Álvarez G. dice
Muy interesante como siempre! 😉
Lo de lanzar macetas… yo tampoco lo veo, jaja 😀
Besitos!
Maryasexora dice
Creo que esa explicación no hay por donde cogerla, jajaja.
Besicos.
Carla Mila dice
Genial. No dejo de aprender con tus fantásticos post.
Me encantó. Muy curioso.
Gracias por compartir y feliz semana!!
Maryasexora dice
Muchísimas gracias!!!!!
Feliz semana!!!!
Besicos.