Hoy en día asociamos la palabra bacanal con orgía pero, ¿realmente las bacanales eran unas fiestas tan lujuriosas?
Pues sí. La bacanal era una fiesta donde el vino y la lujuria eran los protagonistas.
No lo digo yo. Lo dijo el historiador romano Tito Livio en su obra Historia de Roma desde su fundación.
Bacanal, la fiesta de Baco
Las bacanales eran las fiestas en honor al dios romano Baco y, claro, en una celebración dedicada al dios del vino y de la fertilidad, no podía faltar el alcohol y el sexo.
Aunque parece ser que no siempre fue así. En un principio este culto sólo estaba reservado para las mujeres (como la Veneralia) y se celebraba, durante el día, tres veces al año cerca del monte Aventino.
El concepto de bacanal, tal y como la conocemos hoy en día, se lo debemos a una sacerdotisa llamada Pacula Annia. Fue ella la que introdujo «las mejoras» en este culto:
- Incluyó a los hombres para que ellos también pudieran iniciarse en los misterios de Baco. Los primeros que tuvieron ese honor fueron sus propios hijos.
- Amplió la fiesta de tres veces al año a cinco días al mes.
- Cambió el rito de diurno a nocturno.
Con estos cambios, según nos cuenta el historiador Tito:
…no había delito ni inmoralidad que no se hubiera perpetrado allí… No considerar nada ilícito, éste era entre ellos el más alto principio religioso.
Livio, Tito. Historia de Roma desde su fundación. Volumen VII: Libro XXXIX. Pág. 278.
Pero, ¿qué era exactamente lo que ocurría en una bacanal? Lamentablemente nunca lo llegaremos a saber porque eran rituales secretos que no se podían ir aireando para no cabrear a Baco. Lo único de lo que disponemos son de rumores o habladurías.
En este caso, por ejemplo, Tito nos cuenta que los iniciados (siempre menores de veinte años) eran entregados como víctimas a los sacerdotes donde primero tenían que soportar y después cometer toda clase de infamias. Y todos aquellos que se negaban a someterse a estos «ultrajes sexuales»… bueno… pues… digamos que les cambiaban de plano existencial para que las explicaciones se las pudieran dar a Baco en persona (o espíritu).
El escándalo de las bacanales
Estos rumores sobre las depravaciones que se cometían en las bacanales llegaron a oídos del cónsul Espurio Postumio Albino que abrió una investigación para descubrir hasta qué punto eran ciertos.
Algo de cierto tuvo que ver en aquellas historias porque finalmente el Senado emitió un decreto para prohibir, salvo contadas excepciones y bajo unas condiciones específicas, las bacanales.
¿Cómo sabemos esto? Porque en 1640 se encontró en Tiriolo, Italia, la Senatus consultum de Bacchanalibus. Una placa de bronce con la resolución del Senado contra las bacanales. Inscripción que, por cierto, podemos ver en el Museo de Historia del Arte de Viena.
A partir de este decreto se inició una caza de brujas contra las bacanales y sus participantes. Pero, a pesar de los castigos que incluían la pena de muerte, las bacanales se siguieron celebrando y su fama de desenfreno y lujuria se han convertido en una leyenda que ha llegado hasta nuestros días.
Atribuciones:
La foto de portada pertenece a Estudio de Arquepoética y Visualística Prospectiva y se reproduce bajo licencia CC BY-NC-SA 2.0 Deed.
Artículo redactado 100% libre de IA, casi libre de inteligencia pero con un 100% de humanidad.
Fuentes:
- Livio, Tito (años 191 178). Historia de Roma desde su fundación. Volumen VII: Libros XXXVI-XL. Enlace al libro.
- Rupp, Prisca (2012). De Bacchanalibus.ein Paradigma über Religion und Rechts-Politik. Universität Graz. Enlace a la tesis doctoral.
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