El reducido tamaño de este pequeño vibrador hace que sea ideal para llevarlo en el bolso, en la mochila, en el maletín… y poder darse una alegría allí donde el calor apriete. Normalmente suelen incluir una funda de terciopelo, lo que hace que sea más discreto aún y se pueda conservar mejor.
También es muy silencioso para la potencia que tiene y, además, es resistente al agua, por lo que puede convertir un baño normalito en un baño estimulante. Seamos sinceros, un baño relajante le viene bien a cualquiera.
Es un chiquitín muy juguetón al que no le gusta discriminar a nadie. Es perfecto para juguetear por las zonas erógenas tanto de ellas como de ellos. Además de poder jugar en pareja. Eso sí, es de uso externo.
Suelen disponer de distintos modos de vibración. Más intenso, menos, pulsaciones largas, cortas… Aunque los modelos más económicos solo suelen disponer de un modo de vibración. La pulsación continua.
Y hablando de economía, esa es otra de sus ventajas es su precio. Suele tener un precio bastante asequible apto para todos los bolsillos.
No es que se vaya a convertir en el juguete de cabecera de nadie. Da para lo que da. Pero desde mi punto de vista, la gran ventaja que tiene es que es perfecto como plan B para aquellas ocasiones en las que estando en un bar, un restaurante… el calor empieza a apretar, pero no se puede sofocar ahí mismo. Os levantáis con vuestra mejor sonrisa, cogéis el bolso y en el baño os tomáis un pequeño aperitivo. Volveréis a la mesa con otra gran sonrisa…
Deja una respuesta